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Fístula rectovaginal

Este túnel abierto conecta el recto y la vagina, y permite que los gases o las heces pasen a la vagina. Infórmate más sobre el tratamiento de la fístula rectovaginal y las medidas de autocuidado.

Perspectiva general

Una fístula rectovaginal es una conexión que no debería existir entre la parte inferior del intestino grueso (el recto o el ano) y la vagina. El contenido del intestino puede filtrarse a través de la fístula y permitir que los gases y las heces pasen por la vagina.

Una fístula rectovaginal puede ser consecuencia de lo siguiente:

  • Una lesión durante el parto.
  • Enfermedad de Crohn u otra enfermedad inflamatoria intestinal.
  • Tratamiento de radiación o cáncer en la zona pélvica.
  • Complicaciones después de una cirugía en la zona pélvica.
  • Complicaciones de la diverticulitis, una infección de pequeñas bolsas abultadas en el tracto digestivo.

Esta afección puede hacer que los gases y las heces se filtren por la vagina. Esto puede derivar en sufrimiento emocional y molestias físicas, que pueden afectar la autoestima y la intimidad.

Habla con el proveedor de atención médica si tienes síntomas de una fístula rectovaginal, incluso si te produce vergüenza. Es posible que algunas fístulas rectovaginales se cierren por sí solas, pero la mayoría necesita una cirugía para corregirlas.

Síntomas

El síntoma más común de una fístula rectovaginal es la evacuación de gases o heces por la vagina. Según el tamaño y la ubicación de la fístula, es posible que solo tengas síntomas leves. O bien, podrías tener problemas importantes con la salida de gases y heces, y para mantener la zona limpia.

Cuándo debes ver a un médico

Si tienes algún síntoma de una fístula rectovaginal, consulta con el proveedor de atención médica.

Causas

Una fístula rectovaginal puede formarse como consecuencia de lo siguiente:

  • Lesiones durante el parto. Las lesiones relacionadas con el parto son la causa más común de las fístulas rectovaginales. Estas lesiones incluyen desgarros en el perineo, la piel entre la vagina y el ano, que se prolongan hasta el intestino o una infección. Las fístulas causadas por las lesiones durante el parto pueden presentarse como lesiones en el esfínter anal, los anillos musculares que se encuentran al final del recto y ayudan a contener las heces.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal. La segunda causa más común de las fístulas rectovaginales es la enfermedad de Crohn y, con menor frecuencia, la colitis ulcerativa. Estas enfermedades inflamatorias intestinales causan la hinchazón e irritación de los tejidos que recubren el tubo digestivo. La mayoría de las personas con enfermedad de Crohn nunca presenta una fístula rectovaginal, pero tener esta enfermedad aumenta el riesgo de padecer la afección.
  • Cáncer o radioterapia en la zona pélvica. Un tumor canceroso en el recto, el cuello del útero, la vagina, el útero o el orificio anal puede derivar en una fístula rectovaginal. Además, la radioterapia para distintos tipos de cáncer en estas zonas puede ponerte en riesgo. Una fístula causada por radiación se puede formar en cualquier momento después de la radioterapia, pero es más común que suceda dentro de los primeros dos años.
  • Cirugías en la vagina, el perineo, el recto o el ano. En casos excepcionales, una cirugía anterior en la zona pélvica baja, como la extirpación de una glándula de Bartolino infectada, puede causar la formación de una fístula. Las glándulas de Bartolino se ubican a cada lado de la abertura vaginal y ayudan a mantener la vagina húmeda. La fístula puede formarse como resultado de una lesión durante la cirugía o de una fuga o infección que aparece después de esta.
  • Complicaciones de la diverticulitis. La infección de unas pequeñas bolsas abultadas en el tubo digestivo, o diverticulitis, puede causar que el recto o el intestino grueso se adhiera a la vagina y derivar en una fístula.
  • Otras causas. Rara vez, se puede formar una fístula rectovaginal después de infecciones en la piel alrededor del ano o la vagina.

Factores de riesgo

Una fístula rectovaginal no tiene factores de riesgo evidentes.

Complicaciones

Las complicaciones de una fístula rectovaginal pueden ser las siguientes:

  • Pérdida involuntaria de heces, llamada incontinencia fecal.
  • Problemas para mantener el perineo limpio.
  • Infecciones vaginales o de las vías urinarias recurrentes.
  • Irritación o inflamación de la vagina, el perineo o la piel alrededor del ano.
  • Recurrencia de la fístula.
  • Problemas con la autoestima y la intimidad.

Las personas con enfermedad de Crohn que presentan una fístula tienen grandes probabilidades de presentar complicaciones. Estas pueden comprender una mala cicatrización o la posterior formación de otra fístula.

Prevención

No hay medidas que puedas tomar para prevenir una fístula rectovaginal.

Diagnóstico

Para diagnosticar una fístula rectovaginal, el proveedor de atención médica hablará contigo sobre los síntomas y te hará un examen físico. Es posible que te sugiera ciertas pruebas en función de tus necesidades.

Examen físico

El proveedor de atención médica hará un examen físico para intentar ubicar la fístula rectovaginal y saber si hay un posible tumor, una infección o un absceso. El examen generalmente consiste en inspeccionar la vagina, el ano y la zona entre ambos, llamada perineo, con la mano, utilizando guantes. Se puede utilizar un instrumento especialmente diseñado para insertarse en la fístula con el fin de encontrar el túnel de la fístula.

A menos que la fístula esté ubicada muy abajo en la vagina y sea claramente visible, es posible que el proveedor de atención médica utilice un espéculo para separar las paredes y ver dentro de la vagina. También puede que utilice un instrumento similar a un espéculo, llamado proctoscopio, que se inserta en el ano y el recto.

En el caso poco frecuente de que el proveedor de atención médica piense que la fístula puede deberse a un cáncer, puede tomar una pequeña muestra de tejido durante el examen para analizarla. Este procedimiento se denomina biopsia. La muestra de tejido se envía a un laboratorio para observar las células.

Pruebas para identificar fístulas

Lo más común es que una fístula rectovaginal se vea con facilidad en un examen pélvico. Si no se detecta una fístula durante el examen, es posible que necesites otras pruebas. Estas pruebas pueden ayudar al equipo médico a encontrar y examinar una fístula rectovaginal y a planificar la cirugía, en caso de que sea necesario.

  • Tomografía computarizada. La tomografía computarizada del abdomen y la pelvis da más detalles que una radiografía estándar. Puede servir para determinar la ubicación de la fístula e identificar su causa.
  • Resonancia magnética. Esta prueba permite obtener imágenes de los tejidos blandos del cuerpo. La resonancia magnética puede mostrar la ubicación de la fístula, si hay otros órganos comprometidos o si tienes un tumor.
  • Otras pruebas. Si el proveedor de atención médica considera que tienes una enfermedad inflamatoria intestinal, es posible que te realice una colonoscopia para observar el interior del colon. Durante el procedimiento, se pueden tomar pequeñas muestras de tejido para analizarlas en el laboratorio. Las muestras pueden ayudar a saber si tienes la enfermedad de Crohn u otras afecciones inflamatorias intestinales.
  • Examen con anestesia. Si no se encuentra una fístula con las demás pruebas, es posible que el cirujano tenga que examinarte en el quirófano. De este modo, se pueden examinar en detalle el ano y el recto, lo que permite localizar la fístula y planificar la cirugía.

Tratamiento

El tratamiento a menudo es eficaz para reparar una fístula rectovaginal y aliviar los síntomas. El tratamiento de la fístula depende de su causa, tamaño, ubicación y efecto en el tejido circundante.

El proveedor de atención médica quizás te pida que esperes de 3 a 6 meses después de iniciar el tratamiento antes de la cirugía. Esto permite garantizar que el tejido circundante esté sano. Esto también da tiempo para ver si la fístula se cierra por sí sola.

El cirujano puede colocar un hilo de seda o látex, conocido como sedal de drenaje, en la fístula para ayudar a drenar la infección. Esto permite que el túnel cicatrice. Este procedimiento se puede combinar con cirugía.

Medicamentos

Tu proveedor de atención médica puede sugerirte medicamentos para ayudar a tratar la fístula o para prepararte para la cirugía:

  • Antibióticos. Si la zona alrededor de la fístula está infectada, es posible que te administren antibióticos antes de la cirugía. Puedes tomar antibióticos si tienes la enfermedad de Crohn y desarrollas una fístula.
  • Infliximab. El infliximab (Remicade) puede ayudar a reducir la inflamación y curar las fístulas que causa la enfermedad de Crohn.

Cirugía

En la mayoría de los casos, es necesario hacer una cirugía para cerrar o reparar una fístula rectovaginal. Para que se pueda hacer una operación, la piel y los demás tejidos alrededor de la fístula no deben presentar infección ni inflamación.

Un cirujano ginecológico, un cirujano colorrectal o un equipo conformado por ambos pueden llevar a cabo la cirugía para cerrar una fístula. El objetivo es extirpar el túnel de la fístula y cerrar la abertura uniendo con puntos el tejido sano.

Las opciones quirúrgicas incluyen lo siguiente:

  • Extirpar la fístula. Se extirpa el túnel de la fístula y se reparan los tejidos del ano y la vagina.
  • Usar un injerto de tejido. El cirujano extirpa la fístula y crea un colgajo con el tejido sano cercano. El colgajo se usa para cubrir la reparación. Varios procedimientos diferentes que usan colgajos de tejido o músculo de la vagina o el recto son una opción.
  • Reparar los músculos del esfínter anal. Estos músculos se reparan si la fístula los dañó durante un parto vaginal o debido a cicatrices o daños en los tejidos por la radioterapia o la enfermedad de Crohn.
  • Hacer una colostomía antes de reparar una fístula en casos complejos o recurrentes. La colostomía es un procedimiento que se utiliza para hacer que las heces se eliminen a través de una abertura en el abdomen, y no por el recto. Este procedimiento puede ser necesario durante un tiempo breve o, en casos poco frecuentes, puede ser permanente. La mayoría de las veces, no es necesario hacer esta cirugía.

    Podrías necesitar una colostomía si sufriste un daño en los tejidos o si tienes cicatrices a causa de una cirugía o radioterapia anteriores, o por la enfermedad de Crohn. También puede ser necesario hacer una colostomía si tienes una infección en curso o si eliminas un gran volumen de heces por la fístula. Un tumor canceroso o un absceso también pueden requerir una colostomía.

    Si esta cirugía es necesaria, es posible que el cirujano espere de 3 a 6 meses. Luego, si el proveedor de atención médica está seguro de que la fístula se ha curado, la colostomía se puede revertir para que las heces se vuelvan a eliminar por el recto.

Estilo de vida y remedios caseros

Mantener la zona alrededor de la fístula rectovaginal lo más limpia posible puede ayudar a aliviar las molestias. También puede reducir la posibilidad de infecciones vaginales o de las vías urinarias mientras esperas que se cure. Estos son algunos consejos útiles:

  • Lávate con agua. Toma una ducha o lava suavemente la zona genital externa solo con agua tibia cada vez que defeques o que tengas secreción vaginal.
  • No utilices productos irritantes. El jabón puede resecar e irritar la piel, pero es posible que a veces necesites usar un jabón suave sin perfume. No utilices jabón fuerte ni perfumado. No utilices tampones ni compresas perfumados. No se recomiendan las duchas vaginales, ya que pueden hacer que sea más probable que contraigas una infección.
  • Sécate bien. Después de lavar, deja secar la zona al aire o sécala dando palmadas suaves con un paño limpio o con una toalla.
  • No frotes la zona con papel higiénico seco. Las toallitas o paños previamente humedecidos, sin alcohol ni perfume, o las bolas de algodón humedecidas son una buena alternativa.
  • Usa ropa interior de algodón y prendas holgadas. La ropa apretada puede limitar el flujo de aire y empeorar los problemas de la piel. Cambia rápidamente la ropa interior sucia. Los productos como las compresas absorbentes, la ropa interior desechable o los pañales para adultos pueden ayudar si estás orinando o defecando. Asegúrate de que tengan una capa absorbente en la parte superior para mantener el líquido alejado de la piel.
  • Presta atención a lo que comes. Come alimentos con fibra como parte de tu alimentación. Bebe mucho líquido para prevenir el estreñimiento. No comas alimentos que te provoquen diarrea.

Para obtener los mejores resultados, asegúrate de seguir cualquier otra instrucción de tu equipo de atención médica.

Preparación antes de la cita

Tu primera cita médica puede ser con tu proveedor principal de atención médica o ginecólogo. Después de tu evaluación inicial, puede que te remitan a un cirujano para hablar de las opciones de tratamiento. Puede ser un cirujano especializado en procedimientos relacionados con el aparato reproductor femenino, conocido como cirujano ginecológico. Otra opción es un cirujano especializado en tratar afecciones del colon y el recto, llamado cirujano colorrectal.

Qué puedes hacer

Para prepararte para la cita médica, haz lo siguiente:

  • Pregunta sobre las restricciones previas a la cita médica. Cuando programes la cita, pregunta si hay algo que debes hacer con anticipación para prepararte para las pruebas de diagnóstico.
  • Haz una lista de los síntomas que tengas. Anota también los que no parezcan tener relación con una fístula rectovaginal.
  • Haz una lista de tu información médica más importante. Incluye otras afecciones en tratamiento, cirugías anteriores y los nombres de los medicamentos, las vitaminas, las plantas medicinales u otros suplementos que tomes y las dosis.
  • Ten en cuenta preguntas para hacerle al proveedor de atención médica. Haz una lista, llévala contigo a la cita y toma notas de las respuestas a tus preguntas.

Las preguntas para hacerle al proveedor de atención médica pueden incluir las siguientes:

  • ¿Cuál es la causa de los síntomas?
  • ¿Existen otras causas posibles de mis síntomas?
  • ¿Qué tipo de pruebas necesito? ¿Qué debo hacer para prepararme para estas pruebas?
  • ¿Esta afección es temporal o persistente?
  • ¿Cuáles son los tratamientos disponibles y cuál me recomienda?
  • ¿Existen otras opciones al tratamiento que me recomienda?
  • ¿Necesitaré una cirugía?
  • ¿Tiene algunos folletos o recursos impresos que me pueda llevar? ¿Qué sitios web me sugiere?

No dudes en hacer otras preguntas durante la cita médica.

Qué esperar del médico

Es posible que el proveedor de atención médica te haga una serie de preguntas, como las siguientes:

  • ¿Cuándo comenzaron los síntomas?
  • ¿Los síntomas han sido persistentes o intermitentes?
  • ¿Cuál es la gravedad de los síntomas?
  • ¿Hay algo que parezca mejorar los síntomas?
  • ¿Hay algo que parezca empeorar los síntomas?
  • ¿Puedes defecar con regularidad?
  • ¿Tienes problemas de incontinencia fecal?
  • ¿Tienes problemas de estreñimiento que te obligan a hacer mucha fuerza durante la defecación?
  • ¿Has tenido un parto vaginal? ¿Hubo alguna complicación?
  • ¿Alguna vez te realizaron una cirugía pélvica?
  • ¿Has recibido radioterapia en la pelvis?
  • ¿Tienes alguna otra afección, como la enfermedad de Crohn?
Last Updated: May 15th, 2024