Presencia de sangre en el semen

Definición

La sangre en el semen puede dar miedo. Pero rara vez se debe a un cáncer. La sangre en el semen, también llamada hematospermia, suele desaparecer con el tiempo.

Causas

Si te han hecho recientemente cirugía o una biopsia de próstata, podrías observar sangre en el semen por varias semanas después del procedimiento.

En la mayoría de los casos no se puede encontrar la causa de la sangre en el semen. Puede deberse a una infección. Pero la infección probablemente cause otros síntomas. Pueden incluir sangre al orinar o micción más frecuente.

El exceso de sangre en el semen o la sangre que sigue apareciendo pueden ser señales de advertencia de afecciones como el cáncer. Sin embargo, es poco frecuente que esto ocurra.

Causas posibles de sangre en el semen:

• Mucha actividad sexual o masturbación.
• Malformación de un vaso sanguíneo, un enredo de los vasos sanguíneos que altera el flujo de sangre.
• Afecciones que causan que se inflamen los órganos urinarios o reproductivos.
• Infecciones de los órganos urinarios o reproductivos por gérmenes u hongos.
• No tener relaciones sexuales por mucho tiempo.
• Radioterapia en la pelvis.
• Procedimientos urológicos recientes, como cistoscopia, biopsia de próstata o vasectomía.
• Traumatismo en la pelvis o los genitales.
• Efectos secundarios de los medicamentos que diluyen la sangre, como la warfarina.

Cuándo consultar al doctor

Si ves sangre en tu semen, es probable que esta desaparezca sin tratamiento. Sin embargo, es buena idea programar una cita con un profesional de atención médica. Muchas veces basta con un examen físico y pruebas sencillas de sangre u orina para identificar o descartar muchas causas, como las infecciones.

Si tienes ciertos factores de riesgo y síntomas, tal vez deban hacerte más pruebas para descartar una afección más grave. Cuéntale al profesional de atención médica que tienes sangre en el semen si:

• La sangre en el semen sigue apareciendo luego de 3 o 4 semanas.
• Sigues presentando sangre en el semen.
• Tienes otros síntomas, como dolor al orinar o al eyacular.
• Tienes otros factores de riesgo, como antecedentes de cáncer, afecciones de sangrado o tuviste alguna relación sexual que te ponga en riesgo de infecciones de trasmisión sexual.