Bulto en la piel que está lleno de sangre.
Una ampolla de sangre se puede formar cuando se frota, golpea o pellizca la piel. La piel intacta que cubre la herida puede ofrecer una barrera natural contra las bacterias y disminuir el riesgo de que se produzca una infección.
Una ampolla de sangre parece una burbuja llena de sangre cubierta por piel.
Una ampolla suele curarse por sí sola. Una ampolla que no se cura o se infecta requiere atención médica.