Hemodiálisis
Infórmate sobre la hemodiálisis y sobre los riesgos y beneficios de este procedimiento para tratar la insuficiencia renal.
Perspectiva general
En la hemodiálisis, una máquina filtra los desechos, sales y líquidos de tu sangre cuando los riñones ya no son lo suficientemente saludables como para funcionar de manera adecuada. La hemodiálisis es una forma de tratar la insuficiencia renal avanzada y puede ayudarte a llevar una vida activa a pesar de la insuficiencia renal.
Con la hemodiálisis, deberás hacer lo siguiente:
- Seguir un programa estricto de tratamiento
- Tomar medicamentos periódicamente
- Hacer cambios en tu dieta
La hemodiálisis es una responsabilidad importante, pero no tienes que enfrentarla solo. Trabajarás estrechamente con el equipo de atención médica, que incluirá un especialista en riñón y otros profesionales expertos en el tratamiento con hemodiálisis. Es posible que puedas hacer la hemodiálisis en el hogar.
Por qué se debe hacer
Tu médico te ayudará a determinar cuándo debes comenzar la hemodiálisis en función de varios factores, como los siguientes:
- Salud general
- Función renal
- Signos y síntomas
- Calidad de vida
- Preferencias personales
Podrías notar signos y síntomas de insuficiencia renal (uremia), como náuseas, vómitos, hinchazón o fatiga. Tu médico utiliza tu tasa de filtración glomerular estimada para medir tu nivel de función renal. Tu tasa de filtración glomerular estimada se calcula mediante un análisis de la creatinina en sangre, el sexo, la edad y otros factores. Los valores normales varían con la edad. Esta medida de tu función renal puede ayudar a planificar tu tratamiento, lo que incluye cuándo iniciar la hemodiálisis.
La hemodiálisis puede ayudar a tu organismo a controlar la presión arterial y a mantener el equilibrio adecuado de líquidos y minerales, como el potasio y el sodio, en el cuerpo. Normalmente, la hemodiálisis comienza mucho antes de que los riñones se hayan bloqueado hasta el punto de causar complicaciones que ponen en riesgo la vida.
Las causas más comunes de insuficiencia renal son:
- Diabetes
- Presión arterial alta (hipertensión)
- Inflamación del riñón (glomerulonefritis)
- Quistes en los riñones (enfermedad renal poliquística)
- Enfermedades renales hereditarias
- Uso prolongado de antiinflamatorios no esteroides u otros medicamentos que puedan dañar los riñones
Sin embargo, tus riñones pueden dejar de funcionar de repente (lesión renal aguda) después de una enfermedad grave, una cirugía complicada, un ataque cardíaco u otro problema grave. Determinados medicamentos también pueden dañar el riñón.
Algunas personas con insuficiencia renal grave de larga duración (crónica) pueden decidir no iniciar la diálisis y optar por un camino diferente. En su lugar, pueden elegir la terapia médica máxima, también llamada tratamiento conservador máximo o atención paliativa. Esta terapia consiste en el tratamiento activo de las complicaciones de la enfermedad renal crónica avanzada, como la sobrecarga de líquidos, la presión arterial alta y la anemia, con un enfoque en el tratamiento de apoyo de los síntomas que afectan la calidad de vida.
Otras personas pueden ser aptas a un trasplante de riñón preventivo, en lugar de empezar con la diálisis. Solicita a tu equipo de atención médica más información sobre tus opciones. Es una decisión individual, ya que los beneficios de la diálisis pueden variar según tus problemas particulares de salud.
Riesgos
La mayoría de las personas que requieren hemodiálisis tienen diversos problemas de salud. La hemodiálisis prolonga la vida de muchas personas, pero la expectativa de vida de quienes la necesitan sigue siendo menor que la de la población general.
Si bien el tratamiento con hemodiálisis puede ser eficiente para reemplazar algunas de las funciones del riñón que se perdieron, es posible que tengas algunas de las siguientes afecciones relacionadas, aunque no todas las personas presentan todos estos problemas. El equipo de diálisis puede ayudarte a sobrellevarlos.
- Presión arterial baja (hipotensión). La disminución de la presión arterial es un efecto secundario frecuente de la hemodiálisis. La presión arterial baja puede estar acompañada de falta de aire, calambres abdominales y musculares, náuseas o vómitos.
- Calambres musculares. Si bien la causa no está clara, los calambres musculares durante la hemodiálisis ocurren con frecuencia. A veces, los calambres pueden aliviarse al modificar la receta médica de la hemodiálisis. Adaptar la administración de líquidos y sodio entre tratamientos de hemodiálisis también puede ayudar a prevenir los síntomas durante los tratamientos.
- Picazón. Muchas personas que se someten a hemodiálisis tienen picazón en la piel, que a menudo empeora durante el procedimiento o inmediatamente después.
- Problemas de sueño. Las personas tratadas con hemodiálisis suelen tener problemas para dormir, a veces a causa de interrupciones en la respiración mientras duermen (apnea del sueño), o bien porque sienten dolor o incomodidad en las piernas, o las piernas inquietas.
- Anemia. No tener cantidad suficiente de glóbulos rojos en la sangre (anemia) es una complicación frecuente de la insuficiencia renal y la hemodiálisis. Los riñones que presentan insuficiencia reducen la producción de una hormona denominada eritropoyetina, que estimula la formación de glóbulos rojos. Las restricciones en la dieta, la absorción deficiente de hierro, los análisis de sangre frecuentes o la extracción de hierro y vitaminas mediante hemodiálisis también pueden contribuir a la anemia.
- Enfermedades óseas. Si los riñones dañados ya no pueden procesar la vitamina D, que ayuda a absorber el calcio, los huesos pueden debilitarse. Además, la producción excesiva de la hormona paratiroidea, una complicación frecuente de la insuficiencia renal, puede liberar el calcio de los huesos. La hemodiálisis puede empeorar estas afecciones al eliminar demasiado o muy poco calcio.
- Presión arterial alta (hipertensión). Si consumes demasiada cantidad de sal o bebes demasiada cantidad de líquidos, es probable que empeore la presión arterial alta y que esto derive en problemas cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
- Exceso de líquidos. Dado que se elimina líquido del cuerpo durante la hemodiálisis, beber más cantidad de líquidos que la recomendada entre tratamientos de hemodiálisis puede provocar complicaciones que ponen en riesgo la vida, como insuficiencia cardíaca o acumulación de líquido en los pulmones (edema pulmonar).
- Inflamación de la membrana que rodea el corazón (pericarditis). Una hemodiálisis insuficiente puede derivar en la inflamación de la membrana que rodea el corazón, lo que puede interferir en la capacidad del corazón de bombear sangre al resto del cuerpo.
- Niveles altos de potasio (hiperpotasemia) o niveles bajos de potasio (hipopotasemia). La hemodiálisis elimina el exceso de potasio, el cual es un mineral que los riñones normalmente eliminan del cuerpo. Si se elimina demasiado o muy poco potasio durante la diálisis, el corazón puede latir de forma irregular o detenerse.
- Complicaciones en el lugar de acceso. Las complicaciones peligrosas, como una infección, el estrechamiento o el abombamiento de la pared de los vasos sanguíneos (aneurisma) o una obstrucción, pueden repercutir en la calidad de la hemodiálisis. Sigue las instrucciones del equipo de diálisis sobre cómo verificar si hay cambios en el lugar de acceso que puedan indicar un problema.
- Amiloidosis. La amiloidosis relacionada con la diálisis se produce cuando las proteínas de la sangre se depositan en las articulaciones y los tendones, lo que causa dolor, rigidez y acumulación de líquido en las articulaciones. La afección es más frecuente en las personas que se someten a hemodiálisis durante varios años.
- Depresión. Es frecuente que se presenten cambios en el estado de ánimo de las personas con insuficiencia renal. Si tienes depresión o ansiedad después de comenzar con la hemodiálisis, habla con el equipo de atención médica sobre otras opciones eficaces de tratamiento.
Cómo prepararte
La preparación para la hemodiálisis comienza varias semanas o meses antes de tu primer procedimiento. Para facilitar el acceso al torrente sanguíneo, el cirujano creará un acceso vascular. Este acceso proporciona un mecanismo para extraer de forma segura una pequeña cantidad de sangre de la circulación y devolvértela para que funcione el proceso de hemodiálisis. El acceso quirúrgico necesita tiempo para cicatrizar antes de comenzar el tratamiento de hemodiálisis.
Existen tres tipos de accesos:
- Fístula arteriovenosa. Una fístula arteriovenosa creada quirúrgicamente es una conexión entre una arteria y una vena, normalmente del brazo que se usa con menos frecuencia. Es el tipo de acceso preferido por su eficacia y seguridad.
- Injerto arteriovenoso. Si tus vasos sanguíneos son demasiado pequeños para formar una fístula arteriovenosa, el cirujano puede crear una vía entre una arteria y una vena utilizando un cilindro sintético flexible llamado injerto.
- Catéter venoso central. Si necesitas una hemodiálisis de emergencia, se te puede introducir una cánula de plástico (catéter) en una vena grande del cuello. El catéter es temporal.
Es muy importante cuidar el lugar de acceso para reducir la posibilidad de infección y otras complicaciones. Sigue las instrucciones de tu equipo de atención médica acerca de los cuidados de tu lugar de acceso.
Lo que puedes esperar
Puedes recibir hemodiálisis en un centro de diálisis, en tu hogar o en un hospital. La frecuencia del tratamiento varía, según tu situación:
- Hemodiálisis en un centro. Muchas personas pueden recibir hemodiálisis tres veces a la semana en sesiones de 3 a 5 horas cada una.
- Hemodiálisis diaria. Esto implica sesiones más frecuentes, pero más cortas (en general realizadas en el hogar), seis o siete días por semana durante aproximadamente dos horas cada una.
Las máquinas de hemodiálisis más simples hacen que la hemodiálisis en el hogar sea menos complicada. Por esta razón, con capacitación especial y alguien que pueda ayudarte, es posible que puedas hacer la hemodiálisis en el hogar. Incluso podrás hacer el procedimiento durante la noche mientras duermes.
Existen centros de diálisis ubicados en todo los Estados Unidos y en algunos otros países para que puedas viajar a muchas áreas y aun así recibir la hemodiálisis según el programa. El equipo de diálisis puede ayudarte a hacer citas en otros lugares, o puedes comunicarte directamente con el centro de diálisis en tu destino. Planifica con anticipación para asegurarte de que haya lugar y se realicen los arreglos adecuados.
El procedimiento
Durante los tratamientos, te sientas o reclinas en una silla mientras tu sangre fluye a través del dializador, o sea, un filtro que actúa como un riñón artificial para limpiar la sangre. Puedes usar el tiempo para mirar televisión o una película, leer, tomar una siesta o quizás hablar con tus vecinos en el centro. Si recibes hemodiálisis a la noche, puedes dormir durante el procedimiento.
- Preparación. Se controlan tu peso, presión arterial, pulso y temperatura. Se limpia la piel que cubre el lugar de acceso, el punto donde la sangre sale y luego vuelve a ingresar al cuerpo durante el tratamiento.
- Inicio. Durante la hemodiálisis, se insertan dos agujas en tu brazo a través del lugar de acceso y se pegan con cinta en el lugar para mantenerlas firmes. Cada aguja se une a un catéter de plástico flexible, que se conecta a un dializador. A través de un catéter, el dializador filtra tu sangre en algunas onzas (gramos) por vez, y permite que los desechos y líquidos adicionales pasen de tu sangre a un líquido de limpieza llamado dializado. La sangre filtrada regresa a tu cuerpo a través del segundo catéter.
- Síntomas. Puedes tener náuseas y calambres abdominales a medida que el exceso de líquido se extrae de tu cuerpo, especialmente si has acumulado una cantidad considerable de líquido entre las sesiones de diálisis. Si estás incómodo durante el procedimiento, pregúntale al equipo de atención médica cómo minimizar los efectos secundarios haciendo ajustes en la velocidad de la hemodiálisis, tus medicamentos o los líquidos de la hemodiálisis.
- Control. Ya que la presión arterial y la frecuencia cardíaca pueden fluctuar a medida que el exceso de líquidos se extrae del cuerpo, estas se controlarán varias veces durante cada tratamiento.
- Finalización. Una vez finalizada la hemodiálisis, se retiran las agujas del lugar de acceso y se aplica un vendaje de presión en ese lugar para evitar el sangrado. También, podrían registrar tu peso otra vez. Luego, puedes ir a donde quieras y retomar tus actividades cotidianas hasta la próxima sesión.
Resultados
Si tuviste una lesión renal repentina (aguda), podrías necesitar hemodiálisis solo durante un breve período hasta que tus riñones se recuperen. Si tuviste una función renal disminuida antes de una lesión repentina en tus riñones, la probabilidad de una recuperación completa e independencia de la hemodiálisis se reduce.
Aunque es más frecuente la hemodiálisis tres veces a la semana realizada en el centro, algunas investigaciones sugieren que la diálisis en el hogar está vinculada a lo siguiente:
- Mejor calidad de vida
- Mayor bienestar
- Menos síntomas y menos calambres, dolores de cabeza y náuseas
- Mejores patrones de sueño y nivel de energía
El equipo de atención de hemodiálisis controla tu tratamiento para asegurarse de que recibas la cantidad correcta de hemodiálisis para eliminar los desechos suficientes de tu sangre. Tu peso y presión arterial se controlan cuidadosamente antes, durante y después de tu tratamiento. Aproximadamente una vez al mes, te harán estas pruebas:
- Análisis de sangre para medir el índice de reducción de urea y la eliminación de urea a fin de analizar la eficacia de la hemodiálisis para eliminar los desechos de tu cuerpo
- Evaluación de la química sanguínea y evaluación del hemograma
- Mediciones del flujo sanguíneo a través de tu sitio de acceso durante la hemodiálisis
Tu equipo de atención puede ajustar la intensidad y frecuencia de la hemodiálisis basándose parcialmente en los resultados de las pruebas.
Entre tratamientos
Entre los tratamientos de hemodiálisis, puedes ayudar a alcanzar los mejores resultados posibles de la hemodiálisis si realizas lo siguiente:
- Comes los alimentos correctos. Al comer correctamente, puedes mejorar los resultados de tu hemodiálisis y tu estado de salud en general. Mientras recibes hemodiálisis, necesitarás controlar atentamente tu consumo de líquidos, proteínas, sodio, potasio y fósforo. Un dietista puede ayudarte a desarrollar un plan de alimentación individualizado según tu peso, tus preferencias personales, el grado de función renal y otras enfermedades, como la diabetes o la presión arterial alta.
- Tomas los medicamentos según las indicaciones. Sigues atentamente las instrucciones de tu equipo de atención médica.
- Permites que tu equipo te asista a través de la discusión de tus preocupaciones. Tu equipo de atención médica puede presentarte opciones y ayudarte a abordar tus inquietudes.
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