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VIH/sida

Obtén más información sobre esta infección potencialmente mortal que se transmite a través de la sangre, las relaciones sexuales y el parto. Infórmate sobre cómo prevenirla y tratarla.

Perspectiva general

El síndrome de inmunodeficiencia adquirida es una enfermedad crónica. La causa es el virus de la inmunodeficiencia humana o VIH. El VIH daña el sistema inmunitario, de modo que el organismo es menos capaz de combatir infecciones y enfermedades. Si no se trata el VIH, pueden pasar años antes de que debilite el sistema inmunitario lo suficiente como para convertirse en SIDA. Con tratamiento, la mayoría de las personas en los Estados Unidos no contraen SIDA.

El VIH se contagia por contacto con los genitales, por ejemplo, durante las relaciones sexuales sin preservativo. Este tipo de infección se conoce como infección de transmisión sexual. El VIH también se contagia por contacto con la sangre, por ejemplo, cuando se comparten agujas o jeringas. También es posible que una persona con VIH no tratado contagie el virus a su hijo durante el embarazo, cuando da a luz o durante la lactancia.

No existe una cura para el VIH ni el SIDA. Sin embargo, los medicamentos pueden controlar la infección y evitar que la enfermedad empeore. Los tratamientos antivirales contra el VIH redujeron las muertes por SIDA en todo el mundo. Se está trabajando para que los países con menos recursos dispongan de más recursos para prevenir y tratar el VIH y el SIDA.

Síntomas

Los síntomas del VIH y SIDA varían, según la persona y la etapa de la infección.

Infección primaria o VIH agudo

Algunas personas infectadas con el VIH contraen una enfermedad parecida a la gripe en un plazo de 2 a 4 semanas después de que el virus entra en el cuerpo. Esta etapa puede durar desde unos días hasta varias semanas. Algunas personas no presentan síntomas en esta etapa.

Entre los posibles síntomas se incluyen los siguientes:

  • Fiebre
  • Dolor de cabeza
  • Dolor muscular y articular
  • Sarpullido
  • Dolor de garganta y llagas dolorosas en la boca
  • Ganglios linfáticos o nódulos inflamados, principalmente, en el cuello
  • Diarrea
  • Pérdida de peso
  • Tos
  • Sudoraciones nocturnas

Estos síntomas pueden ser tan leves que quizás ni siquiera los notes. Sin embargo, la cantidad de virus en el torrente sanguíneo, lo que se conoce como carga viral, es bastante alta en este momento. Como resultado, la infección se contagia a otras personas con mayor facilidad durante la infección primaria que durante la siguiente etapa.

Infección clínica latente o VIH crónico

En esta etapa de la infección, el VIH aún se encuentra en el cuerpo y en los glóbulos blancos, que son las células del sistema inmunitario. Sin embargo, en este momento, muchas personas no presentan los síntomas ni las infecciones que el VIH puede ocasionar.

Esta etapa puede durar muchos años en aquellas personas que no reciben terapia antirretroviral. Algunas personas contraen enfermedades más graves mucho antes.

Infección por el VIH sintomática

A medida que el virus se multiplica y destruye las células inmunitarias, puedes contraer infecciones leves o presentar síntomas a largo plazo, como los siguientes:

  • Fiebre
  • Cansancio
  • Ganglios linfáticos inflamados, que suele ser uno de los primeros síntomas de la infección por el VIH
  • Diarrea
  • Pérdida de peso
  • Candidiasis oral
  • Culebrilla o herpes zóster
  • Neumonía

Evolución al sida

Las muertes por SIDA a nivel mundial se han reducido significativamente debido a la aplicación de mejores tratamientos antivíricos. Gracias a estos tratamientos que salvan vidas, la mayoría de las personas que tienen el VIH en los EE. UU. no contraen el SIDA en la actualidad. Sin tratamiento, generalmente, el VIH se convierte en SIDA en unos 8 a 10 años.

Tener SIDA implica que el sistema inmunitario está muy dañado. Las personas que padecen SIDA son más propensas a presentar enfermedades que no contraerían si tuvieran un sistema inmunitario sano. Estas enfermedades se conocen como infecciones oportunistas o tipos de cáncer oportunistas. Algunas personas contraen infecciones oportunistas durante la etapa aguda de la enfermedad.

Los siguientes pueden ser síntomas de algunas de estas infecciones:

  • Sudoración
  • Escalofríos
  • Fiebre que reaparece
  • Diarrea persistente
  • Ganglios linfáticos inflamados
  • Manchas blancas o lesiones persistentes en la lengua o en la boca
  • Cansancio constante
  • Debilidad
  • Pérdida de peso rápida
  • Erupciones cutáneas o bultos

Cuándo consultar al médico

Si crees que puedes estar infectado con el VIH o corres riesgo de contraer el virus, consulta a un profesional de atención médica lo antes posible.

Causas

El VIH es producto de un virus. Puede contagiarse a través del contacto sexual, el consumo de drogas ilícitas o la acción de compartir agujas, y el contacto con sangre infectada. Además, puede trasmitirse de la madre al hijo durante el embarazo, cuando se da a luz o durante la lactancia.

El VIH destruye unos glóbulos blancos llamados linfocitos T CD4. Estas células desempeñan un papel fundamental en la lucha del organismo contra las enfermedades. Cuantos menos linfocitos T CD4 tengas, más débil será tu sistema inmunitario.

¿Cuándo el VIH se convierte en sida?

Puedes tener una infección por el VIH con pocos síntomas o sin ninguno de ellos durante años antes de que se convierta en SIDA. El SIDA se diagnostica cuando el recuento de linfocitos T CD4 desciende por debajo de 200 o cuando se presenta una complicación que solo ocurre si se tiene SIDA, como una infección grave o un tipo de cáncer.

Cómo se transmite el VIH

Puedes infectarte con el VIH si ingresan a tu cuerpo sangre, semen o líquidos vaginales infectados. Esto puede suceder en los siguientes casos:

  • Tener relaciones sexuales. Puedes infectarte si tienes relaciones sexuales anales o vaginales con una pareja infectada. Las relaciones sexuales orales presentan menos riesgos. El virus puede ingresar en el cuerpo a través de llagas en la boca o de pequeñas fisuras que, a veces, se producen en el recto o en la vagina durante las relaciones sexuales.
  • Compartir agujas para inyectarse drogas ilícitas. Compartir agujas y jeringas infectadas aumenta el riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades infecciosas, como la hepatitis.
  • Recibir una transfusión de sangre. A veces, el virus se puede transmitir mediante la sangre de un donante. Los hospitales y los bancos de sangre analizan el suministro de sangre para detectar si posee el VIH. Por lo tanto, este riesgo es bajo en aquellos lugares donde se toman estas precauciones. En los países de escasos recursos, que no tienen la capacidad para analizar toda la sangre que se dona, el riesgo puede ser mayor.
  • Estar cursando un embarazo, dar a luz o amamantar. Las personas embarazadas que tienen el VIH pueden transmitirles el virus a sus bebés. Las personas infectadas por el VIH que reciben tratamiento contra la infección durante el embarazo pueden reducir significativamente el riesgo para sus bebés.

De qué formas no se transmite el VIH

No puedes infectarte con el VIH por tener un contacto casual. Eso significa que no puedes contagiarte del VIH ni contraer SIDA si abrazas, besas, bailas o le das la mano a alguien que tiene la infección.

El VIH no se disemina a través del aire, del agua ni de las picaduras de insectos. No puedes contagiarte del VIH al donar sangre.

Factores de riesgo

Cualquier persona de cualquier edad, raza, sexo u orientación sexual puede tener VIH o SIDA. Sin embargo, el riesgo de contraer el VIH o SIDA es mayor en las siguientes circunstancias:

  • Tener relaciones sexuales sin protección. Usa un preservativo de látex o poliuretano nuevo cada vez que tengas relaciones sexuales. Las relaciones sexuales anales son más riesgosas que las vaginales. El riesgo de contraer el VIH aumenta si se tienes más de una pareja sexual.
  • Tienes una infección de trasmisión sexual. Muchas infecciones de trasmisión sexual causan llagas abiertas en los genitales. Estas llagas permiten que el VIH ingrese al organismo.
  • Inyectarse drogas ilícitas. Si compartes agujas y jeringas, puedes exponerte a sangre infectada.

Complicaciones

La infección por VIH debilita el sistema inmunitario. Esta infección hace que seas más propenso a contraer muchas infecciones y ciertos tipos de cáncer.

Infecciones frecuentes del VIH/sida

  • Neumonía por pneumocystis carinii. Esta infección fúngica puede causar una enfermedad grave. En los EE. UU., no se presenta con mucha frecuencia debido a los tratamientos contra el VIH y el SIDA. Sin embargo, esta infección aún es la causa más común de neumonía en las personas que están infectadas con el VIH.
  • Candidiasis. La candidiasis es una infección común relacionada con el VIH. Produce una gruesa capa blanca en la boca, la lengua, el esófago o la vagina.
  • Tuberculosis. La tuberculosis es una infección oportunista común que está relacionada con el VIH. Es una de las principales causas de muerte a nivel mundial en las personas que tienen SIDA. En los EE. UU., es poco común gracias al uso generalizado de los medicamentos contra el VIH.
  • Citomegalovirus. Este virus del herpes es común y se trasmite mediante los líquidos del cuerpo, como la saliva, la sangre, la orina, el semen y la leche materna. Un sistema inmunitario sano hace que el virus quede inactivo, pero este aún permanece en el cuerpo. Si el sistema inmunitario se debilita, el virus vuelve a activarse y causa daños en los ojos, el aparato digestivo, los pulmones u otros órganos.
  • Meningitis criptocócica. La meningitis es la hinchazón e irritación o inflamación de las membranas y del líquido que rodea el cerebro y la médula espinal, también conocidas como meninges. La meningitis criptocócica es una infección común del sistema nervioso central relacionada con el VIH. La ocasiona un hongo que se encuentra en el suelo.
  • Toxoplasmosis El Toxoplasma gondii, un parásito que contagian principalmente los gatos, causa esta infección. Los gatos infectados expulsan los parásitos en las heces. Luego, estos parásitos se diseminan a otros animales y a los humanos.

    La toxoplasmosis puede ocasionar enfermedades cardíacas. Cuando se disemina hacia el cerebro, es posible que cause convulsiones. También puede ser mortal.

Tipos de cáncer frecuentes en las personas con VIH/sida

  • Linfoma. Este cáncer comienza en los glóbulos blancos. Uno de los primeros signos más comunes es la hinchazón indolora de los ganglios linfáticos, por lo general, los del cuello, las axilas y la ingle.
  • Sarcoma de Kaposi. Se trata de un tumor en las paredes de los vasos sanguíneos. El sarcoma de Kaposi suele presentarse como llagas o lesiones rosadas, rojas o moradas que aparecen en la piel y en la boca de las personas de piel blanca. En el caso de las personas de piel negra u oscura, las lesiones pueden tener un aspecto marrón oscuro o negro. El sarcoma de Kaposi también puede afectar los órganos internos, entre ellos, los pulmones y los órganos del aparato digestivo.
  • Tipos de cáncer relacionados con el virus del papiloma humano. Son tipos de cáncer que los ocasiona una infección por el virus del papiloma humano. Entre ellos, se encuentran el cáncer de ano, de boca y del cuello del útero.

Otras complicaciones

  • Síndrome consuntivo. Si el VIH o el SIDA no se tratan, pueden ocasionar una importante pérdida de peso. Junto con esta pérdida de peso, suelen presentarse diarrea, debilidad y fiebre.
  • Complicaciones del cerebro y del sistema nervioso o neurológico. El VIH puede causar síntomas neurológicos, como confusión, mala memoria, depresión, ansiedad y dificultad para caminar. Las afecciones neurológicas asociadas al VIH pueden variar desde síntomas leves, como cambios de comportamiento y funcionamiento mental reducido, hasta demencia grave que causa debilidad e incapacidad para funcionar.
  • Enfermedad renal. La nefropatía asociada al VIH es la hinchazón e irritación o inflamación de los pequeños filtros que poseen los riñones. Estos filtros eliminan el exceso de líquido y los desechos de la sangre, y los envían a la orina. La enfermedad renal suele afectar a personas de piel negra e hispanas.
  • Enfermedad hepática. La enfermedad hepática también es una complicación importante, especialmente en las personas que, además, tienen hepatitis B o hepatitis C.

Prevención

No existe una vacuna para prevenir la infección por el VIH ni una cura para el VIH o SIDA, pero puedes protegerte a ti mismo y proteger a los demás de la infección.

Para ayudar a prevenir la diseminación del VIH:

  • Considera la profilaxis previa a la exposición. Existen dos medicamentos de profilaxis previa a la exposición que se administran por vía oral y uno que se administra en forma de inyección. Los medicamentos orales son emtricitabina con tenofovir disoproxil fumarato (Truvada) y emtricitabina con tenofovir alafenamida fumarato (Descovy). El medicamento inyectable es cabotegravir (Apretude). La profilaxis previa a la exposición puede reducir el riesgo de infección por el VIH de transmisión sexual en personas con un riesgo muy alto.

    La profilaxis previa a la exposición puede reducir el riesgo de contraer el VIH a través de las relaciones sexuales en más del 99 % y a través del uso de drogas ilícitas inyectables en más del 74 %, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. No se estudiaron los efectos de Descovy en personas que mantienen relaciones sexuales vaginales receptivas, que es tener relaciones sexuales con penetración.

    Cabotegravir (Apretude) es la primera profilaxis previa a la exposición aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. que puede administrarse en forma de inyección para reducir el riesgo de infección por el VIH de transmisión sexual en personas con un riesgo muy alto. La inyección la administra un profesional de atención médica. Después de dos inyecciones mensuales, Apretude se administra cada dos meses. La inyección es una opción en lugar de una pastilla diaria de profilaxis previa a la exposición.

    Tu profesional de atención médica receta estos medicamentos para prevenir el VIH solo a las personas que aún no están infectadas. Necesitas una prueba de VIH antes de comenzar a recibir la profilaxis previa a la exposición. Deben hacerte la prueba cada tres meses para recibir las pastillas o antes de cada inyección mientras tomes la profilaxis previa a la exposición.

    Debes tomar las pastillas todos los días o seguir cuidadosamente el programa de inyecciones. Para protegerte de otras infecciones de transmisión sexual, debes tener relaciones sexuales seguras. Si tienes hepatitis B, debes consultar a un especialista en enfermedades infecciosas o hepáticas antes de comenzar la terapia de profilaxis previa a la exposición.

  • Utiliza el tratamiento como prevención. Si tienes VIH, tomar los medicamentos para el VIH puede evitar que tu pareja se infecte con el virus. Si tus análisis de sangre no contienen ningún virus, significa que no puede detectarse tu carga viral y que no transmitirás el virus a ninguna persona a través de las relaciones sexuales.

    Si usas el tratamiento como prevención, debes tomar los medicamentos exactamente como te los prescribieron y someterte a controles regulares.

  • Usa profilaxis posexposición si estuviste expuesto al VIH. Si crees que estuviste expuesto a través de relaciones sexuales, agujas o en tu lugar de trabajo, comunícate con tu profesional de atención médica o dirígete a la sala de emergencias. Usar profilaxis posexposición tan pronto como puedas dentro de las primeras 72 horas puede reducir enormemente el riesgo de contraer VIH. Debes tomar el medicamento durante 28 días.
  • Usa un preservativo nuevo cada vez que tengas relaciones sexuales anales o vaginales. Existen preservativos masculinos y femeninos. Si utilizas un lubricante, asegúrate de que sea a base de agua. Los lubricantes a base de aceite pueden deteriorar los preservativos y hacer que se rompan.

    Durante las relaciones sexuales orales, utiliza un preservativo cortado o un campo de látex, que es un trozo de látex de calidad médica, sin lubricante.

  • Informa a tus parejas sexuales que tienes VIH. Es importante que les digas a todas tus parejas sexuales actuales y pasadas que estás infectado con el VIH para que soliciten que les realicen la prueba.
  • Usa agujas limpias. Si utilizas agujas para inyectarte drogas ilícitas, asegúrate de que estén esterilizadas. No las compartas. Utiliza los programas de intercambio de agujas de tu comunidad. Busca ayuda para tu consumo de drogas ilícitas.
  • Si estás cursando un embarazo, solicita atención médica de inmediato. Puedes transmitir el VIH a tu bebé. No obstante, si recibes tratamiento durante el embarazo, puedes reducir mucho el riesgo para tu bebé.
  • Considera la circuncisión masculina. Los estudios demuestran que la circuncisión, que es la extirpación del prepucio del pene, puede ayudar a reducir el riesgo de contraer la infección por el VIH.

Diagnóstico

El VIH puede diagnosticarse a través de análisis de sangre o saliva. Estas pruebas pueden incluir lo siguiente:

  • Pruebas de antígenos y anticuerpos. En estas pruebas, se suele utilizar sangre de una vena. Los antígenos son sustancias del propio virus del VIH. Suelen aparecer en la sangre pocas semanas después de la exposición al VIH.

    El sistema inmunitario produce anticuerpos cuando se expone al VIH. Los anticuerpos pueden tardar semanas o meses en aparecer en la sangre. Es posible que no se obtenga un resultado positivo en una prueba de antígenos y anticuerpos hasta pasadas entre 2 y 6 semanas de la exposición al VIH.

  • Pruebas de anticuerpos. Estas pruebas buscan anticuerpos contra el VIH en la sangre o la saliva. La mayoría de las pruebas rápidas del VIH son pruebas de anticuerpos. Esto incluye las pruebas que se realizan en casa. Es posible que no se obtenga un resultado positivo en una prueba de anticuerpos hasta pasadas entre 3 y 12 semanas de la exposición al VIH.
  • Pruebas de ácido nucleico. Estas pruebas buscan la carga viral, que es el virus que está presente en la sangre. Utilizan sangre de una vena.

    Si pudiste haber estado expuesto al VIH en las últimas semanas, tu profesional de atención médica puede sugerirte una prueba de ácido nucleico. La prueba de ácido nucleico es la primera prueba en dar positivo después de la exposición al VIH.

Habla con tu profesional de atención médica sobre cuál es la prueba de VIH adecuada para ti. Si alguna de estas pruebas es negativa, es posible que necesites una prueba de seguimiento semanas o meses después para confirmar los resultados.

Pruebas para determinar la etapa de la enfermedad y el tratamiento

Si te diagnosticaron VIH, busca un especialista capacitado en el diagnóstico y el tratamiento contra el VIH para que te ayude con lo siguiente:

  • Decidir si deben hacerte otras pruebas.
  • Encontrar la terapia antirretroviral contra el VIH que mejor se adapte a ti.
  • Supervisar tu progreso y trabajar contigo para gestionar tu salud.

Si recibes un diagnóstico de VIH o SIDA, algunas pruebas pueden ayudar a que el profesional de atención médica sepa cuál es la etapa de tu enfermedad y elija el mejor tratamiento, que incluyen las siguientes:

  • Recuento de linfocitos T CD4. Los linfocitos T CD4 son glóbulos blancos que el VIH ataca y destruye. Aunque no tengas síntomas, la infección por el VIH se convierte en SIDA cuando el recuento de linfocitos T CD4 desciende por debajo de 200.
  • Carga viral o ARN del VIH. Esta prueba mide la cantidad de virus en la sangre. Después de iniciar el tratamiento contra el VIH, el objetivo es lograr una carga viral tan baja que no aparezca en la prueba, es decir, que sea indetectable. Esto reduce significativamente las posibilidades de sufrir infecciones oportunistas y otras complicaciones relacionadas con el VIH.
  • Resistencia a los medicamentos. Algunas cepas del VIH son resistentes a los medicamentos. Esta prueba le permite al profesional de atención médica saber si la forma del virus que posees es resistente. De esta forma, se toman las decisiones sobre el tratamiento.

Pruebas para el diagnóstico de complicaciones

El profesional de atención médica también podría pedir análisis de laboratorio para revisar si hay otras infecciones o complicaciones, entre ellas, las siguientes:

  • Tuberculosis
  • Infección por el virus de la hepatitis B o de la hepatitis C
  • Infecciones de transmisión sexual
  • Daño en el hígado o en los riñones
  • Infección de las vías urinarias.
  • Cáncer de ano y del cuello del útero
  • Citomegalovirus
  • Toxoplasmosis

Tratamiento

No existe una cura para el VIH ni el SIDA. Una vez que tienes la infección, tu cuerpo no puede deshacerse de ella. Sin embargo, hay medicamentos que pueden controlar el VIH y evitar complicaciones.

Toda persona diagnosticada con VIH debe tomar medicamentos para una terapia antirretroviral. Esto es así sin importar la etapa en que se encuentre la enfermedad ni cuáles sean las complicaciones.

La terapia antirretroviral suele ser una combinación de dos o más medicamentos de distintas clases. Este enfoque es el que más posibilidades tiene de reducir la cantidad de VIH en la sangre. Hay muchas opciones de terapia antirretroviral que combinan más de un medicamento contra el VIH en una sola pastilla que se toma una vez al día.

Cada clase de medicamento bloquea el virus de una manera diferente. El tratamiento consiste en mezclar los medicamentos de diferentes clases para realizar lo siguiente:

  • Tener en cuenta la resistencia a los medicamentos, que se conoce como genotipo viral
  • Evitar la creación de nuevas cepas del VIH resistentes a los medicamentos
  • Suprimir al máximo el virus en la sangre

La mayoría de las veces se utilizan dos medicamentos de una clase, más un tercero de otra clase.

Las clases de medicamentos contra el VIH son las siguientes:

  • Los inhibidores de la transcriptasa reversa no nucleosídicos bloquean una proteína que el VIH necesita para replicarse.

    Entre los ejemplos, se incluyen el efavirenz, la rilpivirina (Edurant) y la doravirina (Pifeltro).

  • Los inhibidores de la transcriptasa reversa nucleosídicos o nucleotídicos son versiones defectuosas de los componentes básicos que el VIH necesita para replicarse.

    Los ejemplos incluyen el abacavir (Ziagen), el tenofovir disoproxil fumarato (Viread), la emtricitabina (Emtriva), la lamivudina (Epivir) y la zidovudina (Retrovir). En Estados Unidos, ya no se recomienda el uso rutinario de Retrovir debido a las elevadas tasas de efectos tóxicos.

    También se dispone de medicamentos combinados, como emtricitabina con tenofovir disoproxil fumarato (Truvada) y emtricitabina con tenofovir alafenamida fumarato (Descovy).

  • Los inhibidores de proteasa desactivan la proteasa del VIH. La proteasa del VIH es otra proteína que el VIH necesita para reproducirse.

    Los ejemplos incluyen el atazanavir (Reyataz), el darunavir (Prezista) y el lopinavir ritonavir (Kaletra).

  • Los inhibidores de integrasa detienen la acción de una proteína conocida como integrasa. El VIH utiliza la integrasa para introducir su material genético en los linfocitos T CD4.

    Los ejemplos incluyen el bictegravir sódico emtricitabina tenofovir alafenamida fumarato (Biktarvy), el raltegravir (Isentress), el dolutegravir (Tivicay) y el cabotegravir (Vocabria).

  • Los inhibidores de entrada o de fusión bloquean la entrada del VIH en los linfocitos T CD4.

    Algunos ejemplos son la enfuvirtida (Fuzeon) y el maraviroc (Selzentry). Los medicamentos más recientes son ibalizumab-uiyk (Trogarzo) y fostemsavir (Rukobia).

Comenzar y seguir el tratamiento

A todas las personas que tengan infección por el VIH, independientemente del recuento de linfocitos T CD4 o de los síntomas que presenten, se les debe ofrecer medicamentos antivíricos.

Seguir con la terapia antirretroviral que evita que la carga viral del VIH en la sangre se detecte es la mejor manera de mantenerse saludable.

Para que la terapia antirretroviral funcione, debes tomar los medicamentos como te los receten. No omitas ni saltees las dosis. Seguir con la terapia antirretroviral con una carga viral indetectable ayuda a lo siguiente:

  • Mantener tu sistema inmunitario fuerte
  • Reducir las posibilidades de contraer una infección
  • Reducir las posibilidades de contraer el VIH refractario al tratamiento
  • Reducir las posibilidades de trasmitir el VIH a otras personas

Seguir con la terapia contra el VIH puede ser difícil. Habla con el profesional de atención médica sobre los posibles efectos secundarios, los problemas que tengas para tomar medicamentos y cualquier problema de salud mental o uso de sustancias adictivas que pueda dificultarte seguir con la terapia antirretroviral.

Realiza seguimientos regulares con el profesional de atención médica para revisar tu salud y la respuesta al tratamiento. Informa de inmediato al profesional de atención médica si tienes problemas con la terapia contra el VIH. Pueden trabajar en conjunto para encontrar formas de solucionarlos.

Efectos secundarios del tratamiento

Los efectos secundarios del tratamiento pueden incluir los siguientes:

  • Náuseas, vómitos o diarrea
  • Enfermedades cardíacas
  • Daños en el riñón y el hígado
  • Disminución de la masa ósea o debilitamiento óseo
  • Niveles de colesterol atípicos
  • Mayor nivel de glucosa en la sangre
  • Problemas con el pensamiento, las emociones y el sueño

Tratamiento para enfermedades relacionadas con la edad

Es posible que algunos problemas de salud que son parte del envejecimiento sean más difíciles de gestionar si tienes el VIH. Algunos medicamentos que son comunes para las afecciones cardíacas, óseas o metabólicas relacionadas con la edad, por ejemplo, quizás no interactúen bien con los medicamentos contra el VIH. Habla con el profesional de atención médica sobre las demás enfermedades que tienes y los medicamentos que tomas para tratarlas.

Si otro profesional de atención médica te receta un medicamento contra otra afección, infórmale que estás haciendo una terapia contra el VIH. De esta forma, el profesional de atención médica podrá asegurarse de que no tendrás problemas al tomar ambos medicamentos.

Respuesta al tratamiento

El profesional de atención médica controlará la carga viral y el recuento de linfocitos T CD4 para determinar cómo respondes al tratamiento contra el VIH. La primera revisión se realiza entre las 4 y las 6 semanas. Luego, deberás acudir al profesional de atención médica entre cada 3 y 6 meses.

El tratamiento debería reducir la carga viral para que no se pueda detectar en la sangre. Esto no significa que el VIH haya desaparecido. Aunque no se lo pueda detectar en la sangre, el VIH aún está presente en el cuerpo.

Estilo de vida y remedios caseros

Además de recibir tratamiento médico, debes participar de manera activa en tu propio cuidado. Las siguientes recomendaciones pueden ayudarte a permanecer saludable durante más tiempo:

  • Aliméntate de forma saludable. Las frutas y verduras frescas, los cereales integrales y las proteínas magras ayudan a mantenerte fuerte, te dan más energía y fortalecen tu sistema inmunitario. Consume suficientes calorías para mantener tu peso estable.
  • Evita la carne y los huevos crudos y demás productos sin cocinar. Las enfermedades causadas por los alimentos pueden ser graves en personas que tienen el VIH. Cocina la carne hasta que esté bien hecha. No consumas productos lácteos que no estén pasteurizados, es decir que no se hayan tratado contra las bacterias. No consumas huevos crudos ni mariscos crudos, como ostras, sushi o sashimi. No bebas agua que no sepas que es segura.
  • Asegúrate de que te apliquen las vacunas correctas. Estas pueden prevenir infecciones comunes como la neumonía, la gripe, la COVID-19 y la viruela símica. Tu profesional de atención médica también puede sugerirte otras vacunas, como las del VPH, la hepatitis A y la hepatitis B. Las vacunas que no contienen virus vivos suelen ser seguras. Sin embargo, la mayoría de las vacunas con virus vivos no son seguras debido a tu sistema inmunitario debilitado.
  • Ten cuidado con las mascotas. Algunos animales pueden tener parásitos que pueden causar infecciones en personas infectadas por el VIH. Las heces de los gatos pueden causar toxoplasmosis, los reptiles pueden tener salmonela, y los pájaros pueden trasportar el Cryptococcus o histoplasmosis. Lávate bien las manos después de tocar mascotas o de limpiar las cajas sanitarias.

Medicina alternativa

A veces, las personas con VIH prueban suplementos alimentarios que afirman reforzar el sistema inmunitario o ayudar con los efectos secundarios de los medicamentos contra el VIH, pero no hay estudios que demuestren que estas afirmaciones sean ciertas. Además, muchos suplementos pueden interferir en la acción de otros medicamentos.

Consulta siempre a tu profesional de atención médica antes de tomar suplementos o recibir terapias alternativas para asegurarte de que no afectarán el funcionamiento de tus medicamentos.

Suplementos que pueden resultar útiles

Hay poco evidencia que demuestre que algún suplemento para el VIH funcione. Algunos ejemplos con investigaciones limitadas son los siguientes:

  • Acetil-L-carnitina. Los investigadores han utilizado la acetil-L-carnitina para tratar el dolor, el entumecimiento o la debilidad de los nervios, también conocida como neuropatía, en personas que padecen diabetes. También puede aliviar la neuropatía relacionada con el VIH en las personas que no tienen suficiente acetil-L-carnitina en el cuerpo.
  • Proteína de suero de leche y ciertos aminoácidos. Las primeras pruebas sugieren que la proteína de suero de leche, un derivado del queso, puede ayudar a algunas personas que tienen el VIH a aumentar de peso. Los aminoácidos L-glutamina, L-arginina e hidroximetilbutirato también pueden ayudar con el aumento de peso.
  • Probióticos. Algunas pruebas sugieren que el probiótico Saccharomyces boulardii puede ayudar a controlar la diarrea asociada al VIH. Utilízalo solo según lo indicado por el profesional de atención médica. También se está estudiando el calostro bovino para tratar la diarrea. Sin embargo, se necesita investigar más.
  • Vitaminas y minerales. Las vitaminas A, D, E, C y B, y los minerales zinc, hierro y selenio pueden ser útiles si tienes bajos niveles de estos. Consulta al profesional de atención médica antes de tomarlos. Ingerir mucha cantidad de algunas vitaminas y minerales puede ser perjudicial.

Suplementos que pueden resultar peligrosos

  • Hierba de san Juan. Comúnmente utilizada contra la depresión, la hierba de san Juan puede reducir a más de la mitad la eficacia de varios tipos de medicamentos contra el VIH.
  • Suplementos a base de ajo. El ajo por sí solo suele ayudar a fortalecer el sistema inmunitario. Pero los suplementos a base de ajo pueden reducir la eficacia de algunos medicamentos contra el VIH. Incorporar un poco de ajo en las comidas parece que es seguro.
  • Extracto de arroz de levadura roja. Algunas personas lo utilizan para reducir el colesterol. No lo uses si tomas un inhibidor de la proteasa o estatinas.

Prácticas de mente-cuerpo

Se ha demostrado que las prácticas como el yoga, la meditación y los masajes reducen el estrés, brindan relajación y mejoran la calidad de vida. Aunque hay que estudiarlas más, estas prácticas pueden ser útiles si tienes VIH o SIDA.

Estrategias de afrontamiento, y apoyo

Recibir un diagnóstico de cualquier enfermedad que pone en riesgo la vida puede ocasionar un sufrimiento emocional. Los efectos emocionales, sociales y financieros del VIH o SIDA pueden hacer que sea muy difícil enfrentar esta enfermedad, tanto para ti como para tus seres queridos.

Sin embargo, existen muchos servicios y recursos para las personas con VIH. La mayoría de las clínicas para el VIH o SIDA cuentan con trabajadores sociales, consejeros o personal de enfermería que pueden ayudarte o ponerte en contacto con personas que puedan ayudarte.

Es posible que puedan realizar lo siguiente:

  • Planificar el traslado hacia y desde las citas médicas
  • Ayudar con la vivienda y el cuidado de los niños
  • Ayudar con el empleo y los asuntos jurídicos
  • Brindar apoyo durante las crisis financieras

Es importante tener un sistema de apoyo. Muchas personas con VIH o SIDA descubren que es reconfortante hablar con alguien que sabe sobre la enfermedad.

Preparación antes de la cita

Si piensas que podrías tener una infección por el VIH, probablemente debas comenzar por consultar al profesional de atención médica de tu familia. Es posible que te remita a un especialista en enfermedades infecciosas, que se centra en el tratamiento del VIH o SIDA.

Qué puedes hacer

Antes de la cita, piensa en las respuestas a estas preguntas y llévalas a la cita:

  • ¿Cómo crees que te expusiste al VIH?
  • ¿Qué síntomas tienes?
  • ¿Tienes factores de riesgo, como tener relaciones sexuales sin protección o inyectarte drogas ilícitas?
  • ¿Qué medicamentos o suplementos tomas?

Qué esperar del médico

El profesional de atención médica te hará preguntas sobre tu salud y tu estilo de vida, y te hará un examen físico para comprobar lo siguiente:

  • Inflamación de los ganglios linfáticos
  • Llagas en la piel o en la boca
  • Problemas con el sistema nervioso
  • Sonidos inusuales en los pulmones
  • Órganos hinchados en el abdomen

Qué puedes hacer mientras tanto

Si crees que puedes tener una infección por el VIH, protégete a ti mismo y a los demás antes de asistir a la cita. No tengas relaciones sexuales sin usar protección. Si te inyectas drogas ilícitas, usa siempre una aguja nueva y limpia. No compartas las agujas con otros.

Last Updated: April 20th, 2024