Convulsión tónico-clónica (gran mal)
Infórmate sobre este tipo de convulsión. Aprende también cómo ayudar si ves a alguien que la sufra.
Perspectiva general
Una convulsión tónico-clónica, antes conocida como convulsión gran mal, provoca una pérdida de conciencia y contracciones musculares violentas. Es el tipo de convulsión que la mayoría de la gente se imagina cuando piensa en este tipo de crisis.
Durante la convulsión, se produce un estallido de actividad eléctrica en el cerebro que provoca cambios en el comportamiento y los movimientos. Las convulsiones pueden ser focales, lo que significa que el estallido de actividad eléctrica se produce en un área del cerebro. O bien, las convulsiones pueden ser generalizadas, lo que provoca actividad eléctrica en todas las áreas del cerebro. Las convulsiones tónico-clónicas pueden empezar siendo crisis focales en una pequeña área del cerebro y diseminarse hasta convertirse en crisis generalizadas que afectan a todo el cerebro.
Las convulsiones focales y generalizadas presentan síntomas diferentes. Las personas que sufren convulsiones generalizadas suelen perder el conocimiento. Sin embargo, las personas que sufren convulsiones focales pueden no perder el conocimiento. En las convulsiones tónico-clónicas, los músculos se vuelven rígidos, lo que provoca la caída de la persona. Después, los músculos se flexionan y relajan alternativamente.
Por lo general, las convulsiones tónico-clónicas suelen estar causadas por episodios epilépticos. Sin embargo, a veces este tipo de convulsiones pueden estar provocadas por otros problemas de salud. Los niveles muy bajos de glucosa en la sangre, la fiebre alta o un accidente cerebrovascular pueden provocar una convulsión tónico-clónica.
Muchas personas que sufren una convulsión tónico-clónica no vuelven a tener otra y no necesitan tratamiento. Sin embargo, las personas que sufren convulsiones recurrentes pueden necesitar tratamiento con medicamentos anticonvulsivos diarios para controlar y prevenir futuras convulsiones tónico-clónicas.
Síntomas
Las convulsiones tónico-clónicas tienen dos fases:
- Etapa tónica. Se produce una pérdida de conocimiento. Los músculos se contraen repentinamente y hacen que la persona se caiga. Esta etapa suele durar entre 10 y 20 segundos.
- Etapa clónica. Los músculos se contraen rítmicamente. Se flexionan y se relajan alternativamente. Las convulsiones suelen durar de 1 a 2 minutos o menos.
En algunos casos, pero no en todos, las personas que sufren convulsiones tónico-clónicas presentan los siguientes síntomas:
- Un grito. Algunas personas suelen gritar al principio de una convulsión.
- Pérdida del control intestinal y de la vejiga. Puede ocurrir durante una convulsión o después.
- La persona no responde tras las convulsiones. Es posible que no recobre la consciencia hasta pasados varios minutos después de que finalicen las convulsiones.
- Confusión. La persona suele estar desorientada tras una convulsión tónico-clónica. Esto se conoce como confusión postictal.
- Cansancio. Después de una convulsión tónico-clónica es habitual sentir somnolencia.
- Dolor de cabeza intenso. La persona puede sufrir dolor de cabeza después de una convulsión tónico-clónica.
Cuándo consultar al médico
Llama al 911 o a la atención médica de emergencia si te sucede lo siguiente:
- La convulsión dura más de cinco minutos.
- La respiración o el conocimiento no se recuperan una vez que finaliza la convulsión.
- Se produce una segunda convulsión de inmediato.
- Tienes fiebre alta.
- Sufres agotamiento por calor.
- Estás embarazada.
- Tienes diabetes.
- Sufriste una lesión durante la convulsión.
Si es la primera vez que tienes una convulsión, acude a un profesional de atención médica.
Consulta también a un profesional de atención médica si a tu hijo o a ti les sucede lo siguiente:
- Sufren cada vez más convulsiones sin motivo aparente.
- Notan nuevos síntomas de convulsiones.
Causas
Las neuronas del cerebro suelen comunicarse enviando señales eléctricas y químicas a través de las sinapsis que conectan las células. Las convulsiones tónico-clónicas se producen cuando hay un aumento de la actividad eléctrica en la superficie del cerebro. Se activan muchas células nerviosas a la vez, mucho más rápido de lo normal. En muchos casos se desconoce la causa exacta de estos cambios.
Sin embargo, las convulsiones tónico-clónicas a veces están causadas por problemas de salud subyacentes como, por ejemplo:
Lesiones o infecciones
- Lesiones traumáticas en la cabeza.
- Infecciones, como la encefalitis o la meningitis. O antecedentes de este tipo de infecciones.
- Lesiones causadas por una falta de oxígeno previa.
- Accidente cerebrovascular.
Factores del desarrollo o congénitos
- Vasos sanguíneos que no se forman correctamente en el cerebro.
- Síndromes genéticos.
- Tumores cerebrales.
Problemas metabólicos
- Niveles muy bajos de glucosa, sodio, calcio o magnesio en sangre.
Síndromes de abstinencia
- Consumo o abstinencia de drogas, incluido el alcohol.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo de las convulsiones tónico-clónicas incluyen:
- Antecedentes familiares de trastornos convulsivos.
- Una lesión en el cerebro producto de un traumatismo, un accidente cerebrovascular, una infección previa y otras causas.
- Privación del sueño.
- Problemas médicos que afectan al equilibrio de electrolitos.
- Consumo de drogas ilegales.
- Consumo excesivo de alcohol.
Complicaciones
Tener una convulsión en determinados momentos puede ser peligroso para ti o para los demás. Puedes estar en riesgo de lo siguiente:
- Caídas. Si te caes durante una convulsión, puedes lastimarte la cabeza o quebrar un hueso.
- Ahogamiento. Si tienes una convulsión mientras nadas o te bañas, estás en riesgo de ahogarte de manera accidental.
- Accidentes automovilísticos. Una convulsión que causa pérdida de conciencia o de control puede ser peligrosa si conduces un vehículo u operas maquinaria.
- Complicaciones en el embarazo. Las convulsiones durante el embarazo suponen un peligro para la madre y el bebé. Además, ciertos medicamentos anticonvulsivos aumentan el riesgo de anomalías congénitas. Si tienes epilepsia y planeas un embarazo, habla con un profesional de atención médica. Tal vez sea necesario ajustar tu medicación. Probablemente, un profesional de atención médica vigilará tu embarazo.
- Problemas de salud emocional. Las personas con convulsiones son más propensas a tener depresión y ansiedad. Los problemas de salud emocional pueden deberse enfrentar la afección o a los efectos secundarios de los medicamentos.
Diagnóstico
Después de una convulsión, acude a un profesional de atención médica para que revise por completo tus síntomas y tus antecedentes médicos. Es posible que necesites varias pruebas para determinar la causa de tu convulsión. Las pruebas pueden evaluar la probabilidad de que tengas otra.
Es posible que los exámenes incluyan los siguientes:
- Examen neurológico. Puede que te hagan pruebas para evaluar tu comportamiento, habilidades motoras y función mental. Esto ayuda a determinar si hay algún problema de salud en el cerebro y el sistema nervioso.
- Análisis de sangre. Una muestra de sangre puede detectar signos de infecciones, trastornos genéticos, niveles de glucosa en la sangre o desequilibrios electrolíticos.
- Punción lumbar, también conocida como punción raquídea. Es posible que sea necesario extraer una muestra de líquido cefalorraquídeo para analizar si una infección puede ser la causa de la convulsión.
- Electroencefalograma. En este examen, unos discos metálicos planos denominados electrodos, que se adhieren al cuero cabelludo, registran la actividad eléctrica del cerebro. Esta se manifiesta como líneas onduladas en un registro de electroencefalograma. El electroencefalograma puede revelar un patrón que indica si la convulsión puede volver a ocurrir. El electroencefalograma también puede ayudar a descartar otras afecciones que podrían ser la causa de la convulsión.
- Tomografía computarizada. Una tomografía computarizada utiliza rayos X para obtener imágenes transversales del cerebro. La tomografía computarizada puede revelar cambios en el cerebro que podrían causar una convulsión.
- Resonancia magnética. La resonancia magnética usa potentes ondas radioeléctricas e imanes para crear una vista detallada del cerebro. La resonancia magnética muestra la estructura del cerebro. Esto puede ayudar a determinar qué puede estar causando las convulsiones.
- Tomografía por emisión de positrones. La tomografía por emisión de positrones utiliza una pequeña cantidad de material radioactivo en dosis bajas que se inyecta en una vena. Este material permite visualizar las zonas activas del cerebro, lo que ayuda a los profesionales de atención médica a ver dónde se producen las convulsiones.
- Tomografía computarizada por emisión de fotón único. En una tomografía computarizada por emisión de fotón único se utiliza una pequeña cantidad de material radioactivo en dosis baja que se inyecta en una vena. La prueba crea un mapa tridimensional detallado de la actividad del flujo sanguíneo en el cerebro durante una convulsión. Es posible que te realicen una variación de la prueba de tomografía computarizada por emisión de fotón único que se llama tomografía computarizada por emisión de fotón único de sustracción ictal registrada conjuntamente con la resonancia magnética (SISCOM). Esta permite comparar el flujo sanguíneo durante una convulsión con el flujo sanguíneo entre convulsiones.
Tratamiento
No todas las personas que han tenido una convulsión tienen otra. Debido a que una convulsión puede ser un incidente aislado, es posible que no inicies ningún tratamiento hasta que hayas tenido más de una. El tratamiento suele incluir medicamentos anticonvulsivos.
Medicamentos
Se emplean muchos medicamentos en el tratamiento de la epilepsia y las convulsiones, incluidos:
- Brivaracetam (Briviact).
- Carbamazepina (Carbatrol, Tegretol, otros).
- Clobazam (Onfi, Sympazan).
- Felbamato (Felbatol).
- Gabapentina (Gralise, Horizant, Neurontin).
- Lacosamida (Vimpat).
- Lamotrigina (Lamictal).
- Levetiracetam (Keppra, Spritam, Elepsia XR).
- Oxcarbazepina (Oxtellar XR, Trileptal).
- Perampanel (Fycompa).
- Fenobarbital (Sezaby).
- Fenitoína (Dilantin, Phenytek).
- Topiramato (Topamax, Qudexy XR, otros).
- Ácido valproico.
- Zonisamida (Zonegran, Zonisade).
Encontrar el medicamento correcto y la dosis adecuada puede resultar difícil. Un profesional de atención médica probablemente te recetará primero un único medicamento con una dosis relativamente baja. Más adelante, puede aumentar la dosis progresivamente hasta que las convulsiones estén controladas.
Muchas personas con epilepsia pueden prevenir las convulsiones con solo un medicamento. Sin embargo, otras necesitan más de uno. Si probaste dos o más tratamientos con un solo medicamento sin éxito, es posible que necesites una combinación de dos medicamentos.
Para lograr el mejor control posible de las convulsiones, toma los medicamentos exactamente según lo recetado. Llama siempre a un profesional de atención médica antes de incorporar otros medicamentos. Esto incluye medicamentos con receta médica, medicamentos de venta libre o hierbas medicinales. No dejes nunca de tomar un medicamento sin hablar con un profesional de atención médica.
Los efectos secundarios leves de los medicamentos anticonvulsivos pueden ser los siguientes:
- Cansancio
- Mareos
- Aumento de peso
Otros efectos secundarios más preocupantes deben informarse inmediatamente a tu profesional de atención médica. Entre estos están los siguientes:
- Cambios del estado de ánimo
- Sarpullidos.
- Pérdida de la coordinación.
- Problemas del habla.
- Fatiga extrema
- Inflamación de los ganglios linfáticos
- Hinchazón de la cara o los ojos, o úlceras dolorosas en la boca o alrededor de los ojos
- Problemas para tragar o respirar, incluso durante el ejercicio
- Cambios de color de la piel o los ojos, como un color amarillento
- Moretones y sangrado que no es normal
- Fiebre y dolor muscular
En casos excepcionales, el medicamento lamotrigina se ha vinculado con un aumento del riesgo para meningitis aséptica. La meningitis aséptica es una inflamación de las membranas protectoras que cubren el cerebro y la médula espinal. La enfermedad es similar a la meningitis bacteriana, pero no está provocada por ninguna bacteria.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) advirtió que dos medicamentos anticonvulsivos pueden causar una reacción grave, aunque esto sucede con poca frecuencia. El levetiracetam y el clobazam pueden causar inflamación y síntomas que incluyen sarpullido, fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos e hinchazón de la cara o los ojos. Sin un tratamiento rápido, la reacción puede dañar órganos como el hígado, los riñones, los pulmones, el corazón o el páncreas. También puede derivar en la muerte.
Estos síntomas pueden comenzar entre 2 y 8 semanas después de empezar a tomar levetiracetam o clobazam, pero también pueden aparecer antes o después. Busca atención médica de emergencia si tomas estos medicamentos y tienes una reacción o alguno de estos síntomas graves.
Habla siempre con tu profesional de atención médica antes de dejar de tomar estos medicamentos. La interrupción repentina de los medicamentos puede hacer que reaparezcan las convulsiones.
Cirugía y otras terapias
Cuando los medicamentos anticonvulsivos no resultan eficaces, puede optarse por otros tratamientos:
- Cirugía. El objetivo de la cirugía es evitar que se produzcan convulsiones. Los cirujanos localizan y extirpan el área del cerebro donde comienzan las convulsiones. La cirugía funciona mejor en las personas con convulsiones que siempre se originan en el mismo lugar del cerebro.
- Estimulación del nervio vago. Un dispositivo implantado bajo la piel del pecho estimula el nervio vago del cuello. Este envía señales al cerebro que inhiben las convulsiones. Con la estimulación del nervio vago, es posible que aún debas tomar medicamentos, pero puedes reducir la dosis.
- Neuroestimulación receptiva. Durante la neuroestimulación receptiva, un dispositivo implantado en la superficie del cerebro o dentro del tejido cerebral puede detectar la actividad convulsiva. Este dispositivo puede emitir una estimulación eléctrica en el área detectada para detener la convulsión.
- Estimulación cerebral profunda. En este tratamiento, el cirujano implanta electrodos en determinadas áreas del cerebro. Estos electrodos producen impulsos eléctricos que regulan la actividad cerebral. Los electrodos se unen a un dispositivo similar a un marcapasos que se coloca debajo de la piel del pecho. El dispositivo controla la cantidad de estimulación producida.
- Tratamiento basado en la alimentación. Una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos, conocida como dieta cetogénica, también puede mejorar el control de las convulsiones. Las variantes de la dieta cetogénica son menos eficaces, pero pueden ser beneficiosas. Estas incluyen la dieta de bajo índice glucémico y la dieta de Atkins modificada.
Embarazo y convulsiones
En general, las mujeres que han sufrido convulsiones previas logran tener embarazos saludables. En ocasiones, pueden ocurrir defectos de nacimiento asociados a determinados medicamentos.
Particularmente, el ácido valproico se ha asociado a deficiencias cognitivas y defectos del tubo neural, como la espina bífida. La American Academy of Neurology (Academia Estadounidense de Neurología) recomienda evitar el uso de ácido valproico en mujeres embarazadas debido a que presenta riesgos para el bebé. Si es posible, es especialmente importante evitar el ácido valproico durante el primer trimestre del embarazo.
Analiza estos riesgos con un profesional de atención médica. La planificación previa a la concepción es especialmente importante en mujeres que han sufrido convulsiones. Además del riesgo para defectos de nacimiento, el embarazo puede alterar los niveles de los medicamentos.
En algunos casos, podría ser conveniente modificar la dosis del medicamento anticonvulsivo antes del embarazo o durante este. En casos excepcionales, se pueden cambiar los medicamentos.
Anticoncepción y medicamentos anticonvulsivos
También es importante saber que algunos medicamentos anticonvulsivos pueden hacer que los anticonceptivos orales (una forma de controlar la natalidad) sean menos eficaces. Asimismo, determinados anticonceptivos orales pueden acelerar el metabolismo de los medicamentos anticonvulsivos. Habla con un profesional de atención médica para evaluar si el medicamento interactúa con el anticonceptivo oral. Pregunta si se deben considerar otros tipos de anticonceptivos.
Estilo de vida y remedios caseros
A continuación, se mencionan algunas medidas que puedes tomar para ayudar a controlar las convulsiones:
- Toma los medicamentos correctamente. No modifiques la dosis antes de hablar con un profesional de atención médica. Explícale al profesional de atención médica por qué crees que debería cambiarte la medicación.
- Duerme lo suficiente. La falta de sueño puede desencadenar convulsiones. Asegúrate de descansar lo suficiente todas las noches.
- Lleva puesto un brazalete de alerta médica. Esto ayudará a que el personal de emergencias sepa cómo tratarte de la manera correcta si tienes otra convulsión.
Seguridad personal
Las convulsiones no suelen provocar lesiones graves. Sin embargo, es posible que sufras lesiones si tienes convulsiones recurrentes. Estas medidas pueden ayudarte a prevenir lesiones durante una convulsión:
- Ten cuidado si estás cerca del agua. No nades solo ni pasees en un bote sin que haya alguien cerca.
- Usa casco para protegerte durante actividades como montar en bicicleta o practicar deportes.
- Dúchate en lugar de bañarte, salvo que haya alguien cerca.
- Modifica el mobiliario. Cubre las esquinas con punta con almohadillas, compra muebles con bordes redondeados y elige sillas con reposabrazos que eviten que te caigas. Considera usar una alfombra con un relleno grueso para protegerte si te caes.
- Expón información de primeros auxilios para convulsiones en un lugar donde la gente pueda verla con facilidad. También incluye allí todos los números de teléfono importantes.
Primeros auxilios en caso de convulsión
Saber qué hacer si ves a alguien teniendo una convulsión es útil. Si corres riesgo de tener convulsiones en el futuro, comparte esta información con tu familia, amigos y compañeros de trabajo para que sepan qué hacer.
Para ayudar a alguien durante una convulsión:
- Gira suavemente a la persona hacia un lado.
- Coloca algo blando debajo de su cabeza.
- Afloja la ropa ajustada alrededor del cuello.
- Quítale los anteojos.
- No introduzcas tus dedos ni otros objetos en la boca de la persona.
- No intentes sujetar a una persona que tiene una convulsión.
- Si la persona se está moviendo, aleja los objetos peligrosos.
- Quédate con la persona hasta que llegue el personal médico.
- Observa a la persona detenidamente para que puedas dar detalles sobre lo ocurrido.
- Controla el tiempo de duración de la convulsión.
- Comprueba si lleva un brazalete de alerta médica o una identificación.
- Mantén la calma.
Estrategias de afrontamiento, y apoyo
Vivir con un trastorno convulsivo puede ser estresante. El estrés puede afectar tu salud mental. Por eso, es importante que hables con un profesional de atención médica acerca de cómo te sientes para que pueda sugerirte formas de encontrar ayuda.
En casa
Tu familia puede brindarte el apoyo que tanto necesitas. Diles lo que sepas acerca de tu trastorno convulsivo. Diles que pueden hacerte preguntas y mantén una postura abierta para conversar acerca de sus preocupaciones. Ayúdales a entender tu enfermedad compartiendo con ellos cualquier material educativo u otros recursos.
En el trabajo
Reúnete con tu supervisor para hablar sobre el trastorno convulsivo y cómo te afecta. Analiza lo que necesitarás de tu supervisor o tus compañeros si tienes una convulsión en el trabajo. Considera hablar con tus compañeros de trabajo sobre los trastornos convulsivos. Esto puede ayudarte a ampliar tu círculo de apoyo. También puede favorecer la aceptación y la comprensión.
No estás solo
Recuerda que no tienes que estar solo. Acude a tus familiares y amigos. Pregunta a tu profesional de atención médica sobre los grupos de apoyo locales o únete a una comunidad de apoyo en línea. No tengas miedo de pedir ayuda. Tener un sistema de apoyo sólido es importante cuando vives con una enfermedad.
Preparación antes de la cita
A veces, si se producen convulsiones, se requiere atención médica inmediata y no siempre hay tiempo para programar una cita.
Si tu convulsión no ha sido una emergencia, programa una cita con un profesional de atención médica. Puede que te remita a un especialista como, por ejemplo, un neurólogo, que es un médico especializado en enfermedades del cerebro y del sistema nervioso. También podrían remitirte a un epileptólogo, que es un neurólogo especializado en epilepsia.
Antes de la cita, considera qué puedes hacer para prepararte para la consulta y saber qué debes esperar.
Qué puedes hacer
- Registra la información sobre la convulsión. Indica la hora, el lugar, los síntomas que tuviste y cuánto duró, si sabes estos detalles. Pregunta a cualquier persona que pueda haber sido testigo de la convulsión, como un familiar, un amigo o un compañero de trabajo. Registra la información que proporcionen.
- Anota los síntomas que tu hijo o tú hayan tenido. Incluye otros síntomas que no parezcan estar relacionados con el motivo de la cita.
- Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas y los suplementos que tomes. Incluye las dosis utilizadas de cada uno. Anota también los motivos por los que has dejado de tomar algún medicamento. Anota si has dejado de tomar el medicamento debido a sus efectos secundarios o por la falta de eficacia.
- Pídele a un familiar que te acompañe. No siempre es fácil recordar todo lo que te dicen en una cita. Asimismo, como durante las convulsiones se puede perder la memoria, un observador puede describir mejor las convulsiones.
- Anota tus preguntas.
Preparar una lista de preguntas te ayudará a aprovechar al máximo el tiempo de la consulta. En el caso de convulsiones, algunas preguntas básicas que se pueden hacer son las siguientes:
- ¿Tengo epilepsia?
- ¿Tendré más convulsiones?
- ¿Qué tipo de pruebas necesitan hacerme? ¿Estas pruebas requieren alguna preparación especial?
- ¿Cuáles son los tratamientos disponibles y cuál me recomienda?
- ¿Qué tipos de efectos secundarios suele ocasionar el tratamiento?
- ¿Existen alternativas al enfoque principal que sugiere?
- ¿Existe alguna alternativa genérica a los medicamentos que me receta?
- ¿Es necesario que limite alguna actividad?
- ¿Hay algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios web me recomienda?
No dudes en hacer cualquier otra pregunta que se te ocurra.
Qué esperar del médico
Es probable que un profesional de atención médica te haga algunas preguntas. Por ejemplo:
- ¿Cuándo comenzaron tú o tu hijo a tener los síntomas?
- ¿Cuántas convulsiones han tenido tu hijo o tú?
- ¿Con qué frecuencia ocurren las convulsiones? ¿Cuánto duran?
- ¿Puedes describir una convulsión típica?
- ¿Se dan varias convulsiones en cada brote?
- ¿Todas parecen iguales o hay comportamientos distintos que tú u otras personas han notado?
- ¿Qué medicamentos han probado tu hijo o tú? ¿Qué dosis se administró?
- ¿Has probado con combinaciones de medicamentos?
- ¿Has notado algún desencadenante de las convulsiones, como la falta de sueño o alguna enfermedad?
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