Hepatitis autoinmune
Este tipo de hepatitis se produce cuando el sistema inmunitario ataca al hígado con anticuerpos destructivos. Los medicamentos inmunosupresores son el tratamiento principal.
Perspectiva general
La hepatitis autoinmunitaria es una enfermedad hepática que se produce cuando el sistema inmunitario del cuerpo ataca el hígado. Esto puede causar hinchazón, irritación y daño en el hígado. No se sabe con claridad cuál es la causa exacta de la hepatitis autoinmunitaria, pero, al parecer, los factores genéticos y ambientales interactúan y desencadenan la enfermedad con el tiempo.
La hepatitis autoinmunitaria sin tratar puede derivar en la formación de cicatrices en el hígado, lo que se conoce como cirrosis. A la larga, también puede derivar en insuficiencia hepática. Sin embargo, cuando se diagnostica y se trata a tiempo, es posible controlarla con medicamentos que inhiben el sistema inmunitario.
Un trasplante de hígado puede ser una opción cuando la hepatitis autoinmunitaria no responde a los medicamentos o cuando la enfermedad hepática avanza.
Síntomas
Los síntomas de la hepatitis autoinmunitaria varían de una persona a otra y pueden aparecer de forma repentina. Algunas personas presentan pocos problemas reconocidos, o ninguno, en las primeras etapas de la enfermedad, mientras que otras tienen síntomas que pueden incluir los siguientes:
- Fatiga.
- Malestar en el abdomen.
- Ictericia, que es el color amarillento en la parte blanca de los ojos y en la piel. Según el color de piel, este cambio puede ser más difícil o más fácil de notar.
- Agrandamiento del hígado.
- Angiomas en araña, que son vasos sanguíneos irregulares en la piel.
- Erupción en la piel.
- Dolor en las articulaciones.
- Ausencia de períodos menstruales.
Cuándo debes consultar con un médico
Programa una cita con un profesional de atención médica si tienes algún síntoma que te preocupa.
Causas
La hepatitis autoinmunitaria se presenta cuando el sistema inmunitario del cuerpo, que suele atacar virus, bacterias y otras causas de enfermedades, ataca el hígado. Este ataque al hígado puede derivar en una inflamación crónica y en daños graves a las células hepáticas. Si bien no se sabe exactamente por qué el cuerpo se ataca a sí mismo, los investigadores creen que la hepatitis autoinmunitaria podría deberse a la interacción entre los genes que controlan la función del sistema inmunitario y la exposición a virus o medicamentos.
Tipos de hepatitis autoinmune.
Los expertos han identificado dos formas principales de hepatitis autoinmunitaria.
- Hepatitis autoinmunitaria tipo 1. Este tipo de la enfermedad es el más común. Puede ocurrir a cualquier edad. Aproximadamente la mitad de las personas con este tipo de hepatitis tienen otros trastornos autoinmunitarios, como enfermedad celíaca, artritis reumatoidea o colitis ulcerosa.
- Hepatitis autoinmunitaria tipo 2. Aunque los adultos pueden desarrollar hepatitis autoinmunitaria tipo 2, es más común en niños y jóvenes. Otras enfermedades autoinmunes pueden acompañar a este tipo de hepatitis autoinmunitaria.
Factores de riesgo
Los factores que pueden incrementar el riesgo de tener hepatitis autoinmunitaria incluyen los siguientes:
- Ser mujer. Aunque tanto hombres como mujeres pueden tener hepatitis autoinmunitaria, la enfermedad es más común en las mujeres.
- Genética. Hay pruebas que sugieren que la predisposición a la hepatitis autoinmunitaria puede ser hereditaria.
- Tener una enfermedad autoinmunitaria. Las personas que ya tienen una enfermedad autoinmunitaria, como enfermedad celíaca, artritis reumatoide o hipertiroidismo (enfermedad de Graves o tiroiditis de Hashimoto), pueden ser más propensas a desarrollar hepatitis autoinmunitaria.
Complicaciones
Si no se trata, la hepatitis autoinmunitaria puede causar cirrosis, que es la formación de cicatrices permanentes en el tejido hepático. Las complicaciones de la cirrosis incluyen las siguientes:
-
Várices esofágicas, que son venas dilatadas en el esófago. La vena porta transporta la sangre desde el intestino hasta el hígado. Cuando se obstruye la circulación a través de la vena porta, la sangre puede acumularse en otros vasos sanguíneos, principalmente, los del estómago y los del esófago.
Estos vasos sanguíneos tienen paredes delgadas y, como se llenan con más sangre de la que deben transportar, es probable que sangren. Un sangrado masivo en el esófago o el estómago procedente de estos vasos sanguíneos es una emergencia que pone en riesgo la vida y que requiere atención médica inmediata.
- Ascitis o líquido en el abdomen. La enfermedad hepática puede causar la acumulación de grandes cantidades de líquido en el abdomen. La ascitis puede ser incómoda e interferir en la respiración. Por lo general, es un signo de cirrosis avanzada.
- Insuficiencia hepática. La insuficiencia hepática se produce cuando las células hepáticas están tan dañadas que el hígado no puede funcionar bien. En este punto, se necesita un trasplante de hígado.
- Cáncer de hígado. Las personas con cirrosis tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer de hígado.
Diagnóstico
Las pruebas y procedimientos que se usan para diagnosticar la hepatitis autoinmunitaria incluyen las siguientes:
- Análisis de sangre. Analizar una muestra de sangre para detectar anticuerpos permite distinguir la hepatitis autoinmunitaria de la hepatitis vírica y otras afecciones con síntomas similares. Las pruebas de anticuerpos también permiten precisar el tipo de hepatitis autoinmunitaria que tienes.
- Biopsia de hígado. Se puede tomar una muestra de tejido hepático para confirmar el diagnóstico y determinar el grado y el tipo de daño hepático. Durante la biopsia, se introduce una aguja fina en el hígado a través de un corte pequeño en la piel. La aguja se usa para extraer una muestra pequeña de tejido del hígado. Luego, la muestra se envía a un laboratorio para analizarla.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento para la hepatitis autoinmunitaria es hacer más lento o detener el ataque del sistema inmunitario al hígado. Esto puede prolongar el tiempo antes de que la enfermedad empeore. Para alcanzar este objetivo, es probable que necesites medicamentos que disminuyan la actividad del sistema inmunitario. El primer tratamiento suele ser la prednisona. Pueden recomendarte un segundo medicamento, la azatioprina (Azasan, Imuran), además de la prednisona.
La prednisona, especialmente cuando se toma por mucho tiempo, puede causar diversos efectos secundarios graves, como diabetes, debilitamiento o fractura de huesos, presión arterial alta, cataratas, glaucoma y aumento de peso.
Los profesionales de atención médica suelen recetar prednisona en dosis altas durante el primer mes de tratamiento. Luego, para reducir el riesgo de efectos secundarios, disminuyen progresivamente la dosis durante los siguientes meses hasta alcanzar la dosis más baja posible que controle la enfermedad. Añadir azatioprina también ayuda a evitar los efectos secundarios de la prednisona.
Aunque puedes experimentar una remisión unos años después de iniciar el tratamiento, la enfermedad suele reaparecer si se suspende el medicamento. Según tu situación, es posible que necesites tratamiento de por vida.
Trasplante de hígado
Cuando los medicamentos no impiden que la enfermedad empeore o aparece cirrosis, que es una formación de cicatrices irreversible, o insuficiencia hepática, la única opción es el trasplante de hígado.
Este trasplante consiste en extirpar el hígado afectado por la enfermedad y reemplazarlo con uno sano de un donante. En la mayoría de los trasplantes de hígado, se utilizan hígados de donantes fallecidos. En algunos casos, se puede hacer un trasplante de hígado de un donante vivo. En este tipo de trasplante, recibes solo una parte de un hígado sano de un donante vivo. Ambos hígados comienzan a regenerar células nuevas casi de inmediato.
Preparación antes de la cita
Si tienes algún síntoma que te preocupa, comienza por programar una cita con algún miembro de tu equipo de atención médica primaria. Si tu equipo de atención médica sospecha que tienes hepatitis autoinmunitaria, es posible que te remita a un especialista en enfermedades hepáticas o hepatólogo.
Como las citas pueden ser breves y suele haber mucho de qué hablar, es aconsejable ir bien preparado. A continuación, encontrarás información que te ayudará a prepararte y a saber lo que puedes esperar.
Qué puedes hacer
- Ten en cuenta las restricciones previas a la cita. Cuando programes la cita, asegúrate de preguntar si debes hacer algo con anticipación, por ejemplo, restringir tu alimentación.
- Anota los síntomas que tengas, incluidos aquellos que quizás no parezcan estar relacionados con el motivo de la cita.
- Anota información personal de importancia, como situaciones de gran estrés o cambios recientes en tu vida.
- Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas o los suplementos que tomas.
- Lleva a un familiar o amigo contigo para que te ayude a recordar todo lo que se habló en la consulta.
- Anota las preguntas que quieres hacerle al equipo de atención médica.
Con respecto a la hepatitis autoinmunitaria, puedes hacer algunas de estas preguntas básicas:
- ¿Cuál es la causa más probable de mis síntomas?
- ¿Existen otras causas posibles?
- ¿Qué pruebas deben hacerme para confirmar que tengo hepatitis autoinmunitaria?
- ¿Cuál es la gravedad del daño hepático?
- ¿Es probable que mi afección sea temporal o crónica?
- ¿Cuáles son mis opciones de tratamiento?
- ¿Puede el tratamiento curar mi hepatitis autoinmunitaria?
- ¿Cuáles son los posibles efectos secundarios de cada opción de tratamiento?
- ¿Cómo puede el tratamiento de la hepatitis autoinmunitaria afectar el control de mis otras enfermedades?
- ¿Puede alguno de mis medicamentos o hábitos causarme problemas hepáticos o agravar los que ya tengo?
- ¿Debo restringir mi alimentación de alguna manera?
- ¿Debería consultar con un especialista?
- ¿Existe alguna alternativa genérica al medicamento que me receta?
- ¿Tiene folletos u otros materiales impresos que pueda llevarme? ¿Qué sitios web me recomienda?
- ¿Con qué frecuencia tendré que asistir a consultas de seguimiento?
Qué esperar del médico
Es probable que, durante la cita, te hagan algunas preguntas. Estar preparado para responderlas puede ahorrarte tiempo para hablar sobre cualquier punto que quieras tratar con mayor detenimiento. Es posible que te pregunten lo siguiente:
- ¿Cuándo comenzaste a tener los síntomas?
- ¿Han sido los síntomas continuos u ocasionales?
- ¿Cuál es la intensidad de los síntomas?
- ¿Hay algo que parezca mejorar o empeorar los síntomas?
- ¿Tomas algún medicamento o haces algún tratamiento para tus síntomas?
- ¿Tienes antecedentes familiares de enfermedad hepática?
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