Reservoritis
Esta afección consiste en una hinchazón e irritación que se produce después de una cirugía que se realiza para crear un reservorio en J en el colon.
Perspectiva general
La reservoritis es la hinchazón e irritación, llamada inflamación, en el tejido que recubre un reservorio que se crea durante la cirugía para extirpar el colon. El reservorio se hace para tratar una enfermedad del intestino llamada colitis ulcerativa y otras enfermedades.
A muchas personas con colitis ulcerativa les deben extirpar el colon. Los cirujanos realizan un procedimiento llamado cirugía de anastomosis ileoanal (reservorio en J) para conectar el intestino nuevamente después de extirpar el colon.
Durante la cirugía de reservorio en J, los cirujanos usan el extremo del intestino delgado, llamado íleon, para hacer un reservorio con la forma de la letra J. Los cirujanos conectan el reservorio dentro del cuerpo al área justo por encima del ano. El reservorio contiene las heces justo antes de que el cuerpo las expulse.
La reservoritis es una complicación de la cirugía de reservorio en J. Ocurre en casi la mitad de las personas que se someten al procedimiento.
Síntomas
Los síntomas de la reservoritis pueden incluir diarrea, dolor abdominal, dolor articular, calambres y fiebre. Otros síntomas incluyen deposiciones más frecuentes, pérdidas fecales por la noche, dificultad para controlar la defecación y una fuerte necesidad de defecar.
Causas
Se desconoce la causa de la reservoritis. La afección parece que se debe a una interacción entre bacterias en el reservorio y un problema subyacente con el sistema inmunitario.
Factores de riesgo
Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar reservoritis incluyen los siguientes:
- Tener una enfermedad inflamatoria intestinal. La reservoritis ocurre con mayor frecuencia en personas con enfermedad inflamatoria intestinal subyacente, como la colitis ulcerosa.
- Uso de antiinflamatorios no esteroides, también denominados AINE. Tomar antiinflamatorios no esteroides, como ibuprofeno (Advil, Motrin IB) y naproxeno sódico (Aleve), puede contribuir al desarrollo de reservoritis.
- Recibir radioterapia. La radioterapia en la zona pélvica aumenta el riesgo de padecer reservoritis.
Diagnóstico
Para diagnosticar la reservoritis, es probable que el profesional de atención médica primero revise los antecedentes médicos y realice un examen físico.
Para confirmar el diagnóstico, podrían realizarse pruebas como las siguientes:
- Análisis de laboratorio. Análisis de sangre para descartar otras enfermedades. Se podrían hacer análisis de heces para revisar si hay infecciones. Los resultados pueden ayudar a determinar qué tipo de antibióticos son más adecuados para el tratamiento.
- Endoscopia. En la endoscopia, se utiliza una cámara diminuta ubicada en el extremo de una sonda flexible para examinar visualmente el reservorio ileal. Durante una endoscopia, se podría extraer una muestra de tejido, denominada biopsia, para su análisis.
- Obtención de imágenes. Un profesional de atención médica podría recomendar una prueba por imágenes, como una resonancia magnética o una tomografía computarizada, para identificar la causa de los síntomas.
Tratamiento
Antibióticos
Los antibióticos son el tratamiento más común para la reservoritis. La mayoría de las personas se recupera en 1 o 2 días tras iniciar el tratamiento con antibióticos y no vuelve a presentar reservoritis. El tratamiento completo suele durar de 10 a 14 días, aunque a veces se necesitan cursos más largos.
Las personas con brotes regulares de reservoritis podrían requerir terapia de mantenimiento con antibióticos. Es posible que usar probióticos ayude a prevenir la recurrencia de la reservoritis.
Cirugía
En ocasiones poco frecuentes, la reservoritis no responde al tratamiento diario. En esos casos, es posible que los cirujanos tengan que extirpar el reservorio y realizar una ileostomía permanente.
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