La infección suele ser inofensiva en adultos, pero puede ser peligrosa en recién niños nacidos y adultos que padecen enfermedades crónicas, como la diabetes o la enfermedad hepática.
Los síntomas en los recién nacidos incluyen fiebre, problemas para alimentarse y letargo. Los adultos que están inmunocomprometidos pueden tener una infección del tracto urinario, una infección sanguínea o neumonía.
El tratamiento incluye antibióticos.
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