La causa de esta infección infantil que alguna vez fue común es un virus. En la mayoría de los casos, la infección puede prevenirse con una vacuna.
El sarampión es una infección vírica que se disemina fácilmente por el aire y al tocar las superficies infectadas. El sarampión puede ser grave, e incluso mortal, para los niños pequeños. La vacuna contra el sarampión previene la enfermedad.
Los síntomas aparecen de 10 a 14 días después de la exposición. Estos son, por ejemplo, un sarpullido con manchas en la piel. El color del sarpullido varía de rojo sobre piel blanca a marrón o a morado sobre piel morena o negra. El sarpullido comienza en la cara y detrás de las orejas, y luego se disemina hacia abajo por todo el cuerpo. Otros síntomas son fiebre, tos, goteo de la nariz, ojos rojos y dolor de garganta.
El objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas. Los antipiréticos de venta libre pueden ser útiles. Si un niño con sarampión tiene niveles bajos de vitamina A, un profesional de la salud puede administrarle una inyección de vitamina A.