Tratamientos para la enfermedad de Alzheimer: ¿qué se vislumbra en el horizonte?
Los tratamientos para la enfermedad de Alzheimer que se están estudiando actualmente incluyen una vacuna contra dicha enfermedad y varios medicamentos nuevos.
Los tratamientos actuales para la enfermedad de Alzheimer mejoran temporalmente los síntomas de pérdida de memoria y los problemas con el pensamiento y el razonamiento.
Estos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer aumentan el rendimiento de las sustancias químicas en el cerebro que transportan información de una neurona cerebral a otra. Algunos de estos son los inhibidores de la colinesterasa y el medicamento memantina (Namenda). Sin embargo, estos tratamientos no detienen el deterioro subyacente y la muerte de las neuronas cerebrales. A medida que mueren más células, la enfermedad de Alzheimer continúa progresando.
Los expertos proceden con cautela, pero tienen la esperanza de desarrollar tratamientos que puedan detener o retrasar la progresión de la enfermedad de Alzheimer. Los expertos conocen cada vez más cómo la enfermedad modifica el cerebro. Esto llevó a la investigación de posibles tratamientos para la enfermedad de Alzheimer que posiblemente afecten el proceso de la enfermedad.
Los tratamientos futuros para la enfermedad de Alzheimer pueden incluir una combinación de medicamentos. Es algo similar a los tratamientos para muchos tipos de cáncer o para el VIH/SIDA que incluyen más de un medicamento.
Estas son algunas de las estrategias que se estudian actualmente.
Un enfoque en las placas
Algunos de los tratamientos nuevos para la enfermedad de Alzheimer atacan las acumulaciones de proteína beta amiloide, o placas, en el cerebro. Las placas son un signo característico de la enfermedad de Alzheimer.
Las estrategias dirigidas contra la proteína beta amiloide incluyen:
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Reclutamiento del sistema inmunitario. Los medicamentos conocidos como anticuerpos monoclonales pueden impedir la acumulación en placas de la proteína beta amiloide. También pueden eliminar las placas ya formadas de proteína beta amiloide. Lo consiguen porque ayudan al cuerpo a eliminarlas del cerebro. Estos medicamentos imitan a los anticuerpos que el organismo produce naturalmente como parte de la reacción del sistema inmunitario ante invasores extraños y vacunas.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. aprobó el lecanemab (Leqembi) para personas con casos tenues de la enfermedad de Alzheimer y deterioro cognitivo leve debido a ella.
Los ensayos clínicos descubrieron que los medicamentos desaceleraron el deterioro del pensamiento y la funcionalidad en personas con enfermedad de Alzheimer en etapa temprana. Los medicamentos impiden la acumulación de placas amiloides en el cerebro.
El lecanemab se administra por infusión intravenosa cada dos semanas. El equipo de atención médica probablemente vigile la aparición de efectos secundarios y pregunte a tu cuidador o a ti mismo sobre la reacción de tu cuerpo al medicamento. Los efectos secundarios del lecanemab incluyen reacciones debidas a la infusión, como fiebre, síntomas similares a los de la gripe, náuseas, vómitos, mareos, cambios en la frecuencia cardíaca y falta de aire.
El donamemab se administra por infusión intravenosa cada cuatro semanas. Los efectos secundarios del medicamento pueden ser síntomas parecidos a los de la gripe, náuseas, vómitos, dolor de cabeza y cambios en la presión arterial. En raras ocasiones, el donanemab puede causar reacción alérgica e hinchazón potencialmente mortales.
Además, las personas que toman lecanemab o donanemab pueden presentar hinchazón cerebral o pequeños sangrados en el cerebro. En raras ocasiones, la hinchazón cerebral puede ser lo bastante grave como para causar convulsiones y otros síntomas. También muy rara vez, el sangrado cerebral puede ocasionar la muerte. La Administración de Alimentos y Medicamentos recomienda hacer una resonancia magnética del cerebro antes de iniciar el tratamiento. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. también recomienda hacer periódicamente resonancias magnéticas cerebrales durante el tratamiento en busca de síntomas de hinchazón o sangrado en el cerebro.
Las personas portadoras de un determinado tipo de gen conocido como APOE e4 parecen correr más riesgo para estas complicaciones graves. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. recomienda hacer pruebas para detectar este gen antes de comenzar el tratamiento.
Si tomas anticoagulantes o tienes otros factores de riesgo para sangrado cerebral, consulta con el profesional de atención médica antes de tomar lecanemab o donanemab. Los medicamentos anticoagulantes pueden aumentar el riesgo para sangrados cerebrales.
Se está investigando más sobre los posibles riesgos de tomar lecanemab o donanemab. Otras investigaciones estudian la eficacia de los medicamentos en las personas con riesgo para la enfermedad de Alzheimer, como quienes tienen un familiar de primer grado, (padre, madre, hermano o hermana) con la enfermedad.
El anticuerpo monoclonal solanezumab no mostró beneficios para las personas con enfermedad de Alzheimer preclínica, leve ni moderada. El solanezumab no redujo la proteína beta amiloide en el cerebro, lo que podría explicar su ineficacia.
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Evitar la destrucción. Un medicamento que primero se creó como un posible tratamiento contra el cáncer, el saracatinib, está ahora en proceso de evaluación para la enfermedad de Alzheimer.
En ratones, el saracatinib desactivó una proteína que permitió reiniciar el funcionamiento de las sinapsis. Las sinapsis son unos espacios diminutos entre las neuronas cerebrales y a través de los cuales se comunican. Los animales del estudio presentaron la reversión de una parte de la memoria perdida. Están en curso ensayos en humanos con el saracatinib como un posible tratamiento para la enfermedad de Alzheimer.
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Bloqueadores de la producción. Estas terapias pueden reducir la cantidad de proteína beta amiloide que se forma en el cerebro. Las investigaciones demostraron que la proteína beta amiloide se produce a partir de una proteína precursora, en dos pasos realizados por enzimas diferentes.
Varios medicamentos experimentales apuntan a bloquear la actividad de estas enzimas. Se los conoce como inhibidores de la beta y la gama secretasa. Los últimos estudios mostraron que los inhibidores de la beta secretasa no desaceleran el deterioro cognitivo. Además, se los relacionó con efectos secundarios considerables en quienes tenían un caso leve o moderado de la enfermedad de Alzheimer. Esto redujo el entusiasmo por los medicamentos.
Evitar que la proteína tau forme «ovillos»
Se produce un colapso en un sistema de transporte de neuronas cerebrales vital cuando una proteína denominada proteína tau se tuerce y se convierte en fibras diminutas. Estas fibras se denominan ovillos y constituyen otro de los cambios frecuentes que se observan en el cerebro de los pacientes con enfermedad de Alzheimer. Los investigadores están buscando la forma de evitar que las proteínas tau se conviertan en ovillos.
Actualmente se están llevando a cabo ensayos clínicos sobre los inhibidores de la agregación de tau y vacunas contra la agregación de la proteína tau.
Reducción de la inflamación
La enfermedad de Alzheimer causa inflamación crónica y de bajo nivel de las neuronas cerebrales. Los investigadores están estudiando formas de tratar los procesos que derivan en inflamación en la enfermedad de Alzheimer. El medicamento sargramostim (Leukine) se encuentra actualmente en investigación. Este medicamento podría estimular al sistema inmunitario para que proteja al cerebro de las proteínas dañinas.
Investigación de la resistencia a la insulina
En algunos estudios se está investigando de qué modo la insulina afecta al cerebro y la función de las neuronas cerebrales. Los investigadores están estudiando la relación de los cambios de insulina en el cerebro con la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, un ensayo en el que se probó un espray nasal de insulina determinó que el medicamento no era eficaz para frenar la progresión de la enfermedad de Alzheimer.
Estudio de la conexión entre el corazón y la cabeza
La creciente evidencia sugiere que la salud del cerebro está estrechamente relacionada con la salud del corazón y de los vasos sanguíneos. El riesgo de desarrollar demencia parece aumentar como resultado de muchas afecciones que dañan el corazón o las arterias, como presión arterial alta, enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular, diabetes y colesterol alto.
Varios estudios están explorando la mejor manera de aprovechar esta conexión. Entre las estrategias que se están investigando se incluyen:
- Fármacos actuales para los factores de riesgo de una enfermedad cardíaca. Los investigadores están estudiando los beneficios para los pacientes con enfermedad de Alzheimer de medicamentos para la presión arterial. También están analizando si estos medicamentos pueden reducir el riesgo de demencia.
- Fármacos dirigidos a nuevos objetivos. Otros estudios están analizando de forma estrecha cómo funciona a nivel molecular la conexión entre la enfermedad cardíaca y la enfermedad de Alzheimer. El objetivo es encontrar nuevos posibles medicamentos para la enfermedad de Alzheimer.
- Estilo de vida. Las investigaciones sugieren que un estilo de vida con conocidos beneficios para el corazón pueden ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer o retrasar su aparición. Entre estos se incluyen la práctica de ejercicio casi todos los días y llevar una dieta saludable para el corazón.
Hormonas
Los estudios durante la década de 1990 sugirieron que la terapia de reemplazo hormonal durante la perimenopausia y la menopausia lograba reducir el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, los últimos estudios arrojan resultados contradictorios. Algunos estudios no han encontrado ningún beneficio cognitivo derivado de la terapia de reemplazo hormonal. Es necesario seguir investigando y comprender mejor la relación entre el estrógeno y la función cognitiva.
Acelerar el desarrollo de tratamientos
El desarrollo de nuevos medicamentos es un proceso lento. El ritmo puede ser frustrante para las personas con enfermedad de Alzheimer y sus familias, que esperan nuevas opciones de tratamiento.
Para ayudar a acelerar el descubrimiento, el consorcio Critical Path for Alzheimer's Disease (Vía crítica para la enfermedad de Alzheimer) creó una asociación única en su tipo para compartir datos de ensayos clínicos sobre la enfermedad de Alzheimer. Entre los colaboradores de Critical Path for Alzheimer's Disease (Vía crítica para la enfermedad de Alzheimer) se encuentran compañías farmacéuticas, fundaciones sin ánimo de lucro y asesores gubernamentales. El Critical Path for Alzheimer's Disease (Vía crítica para la enfermedad de Alzheimer) anteriormente se llamaba Coalition Against Major Diseases (Coalición contra las enfermedades graves).
La Critical Path for Alzheimer's Disease (Vía crítica para la enfermedad de Alzheimer) también ha colaborado con el Clinical Data Interchange Standards Consortium (Consorcio de Estándares de Intercambio de Datos Clínicos) para crear estándares de datos. Los investigadores creen que los estándares de datos y el intercambio de datos de los participantes de estudios acelerarán el desarrollo de terapias más eficaces.
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